Los límites de la prisión preventiva

¿Hasta dónde la Justicia puede avanzar con las prisiones preventivas? ¿La filtración de una filmación en el momento de la detención, dentro de una casa particular, viola el Estado de Derecho y las garantías constitucionales? Estas preguntas se hacen con creciente intensidad entre políticos y funcionarios judiciales después de la detención de Amado Boudou. La primera aseveración que se escuchó, casi unánimemente, es que Boudou debió estar preso hace mucho tiempo, pero por el caso Ciccone, que es la causa que está ahora sometida a un juicio oral y público. Boudou fue detenido en la madrugada del viernes pasado por orden del juez Ariel Lijo por los delitos de asociación ilícita y enriquecimiento ilícito.

Boudou fue un personaje ostentoso de riqueza y de poder en el auge del kirchnerismo. Sin experiencia política y con escasa sensibilidad moral, actuó siempre como si no hubiera tenido conciencia de que el poder es un bien restringido en el tiempo. Se termina en algún momento. Su mayor demostración de poder fue precisamente cuando se iniciaron las investigaciones por la sospechosa compraventa de la imprenta Ciccone, el fabricante argentino más importante de dinero. En una breve conferencia de prensa, ya como vicepresidente de la Nación, echó de su cargo al entonces jefe de los fiscales, Esteban Righi, un jurista con prestigio en los tribunales que había conquistado el respeto de gran parte de la dirigencia política. Y también apartó al juez que tenía a cargo la causa, Daniel Rafecas, a quien acusó de haber mantenido una correspondencia indebida con su propio abogado. Del mismo modo, quedó fuera de la causa el fiscal que hasta entonces había investigado el caso Ciccone, Carlos Rívolo, quien fue, en realidad, el que puso a Boudou contra las cuerdas. Terminó con tres figuras prominentes de los tribunales federales con un breve monólogo ante los periodistas, a quienes no les respondió ninguna pregunta. Hasta ese extremo llegó el poder de quien fue una creación política personal de Cristina Kirchner.

Su detención provocó, por lo tanto, la algarabía del antikirchnerismo. Dejemos a un lado la subjetividad política. El primer punto polémico es que el juez Lijo se respaldó en una resolución de la Sala II de la Cámara Federal, por la que esta ordenó la detención de Julio De Vido. La resolución de los jueces Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia estipula que la prisión preventiva es posible cuando funcionarios que han tenido mucho poder conservan parte de él y...

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