Lilita mueve su alfil

A demás de ser una de los "arquitectos" de Cambiemos, Elisa Carrió es tan consciente de su poder de fuego mediático, que a veces cuando está en confianza se permite fantasear con la idea de conducir su propio programa de TV. Le gustaría que se emitiera los domingos aunque después lo piensa mejor y vuelve sobre sus pasos porque no querría competir con Jorge Lanata, Susana Giménez y Luis Majul (con cuya presencia, el último domingo, La Cornisa trepó a 7 puntos).

En su equipo, siguiendo el hilo risueño de la ocurrencia, le sugirieron que lo haga ese día, pero al mediodía y que bautice su ciclo Domingos explosivos, así aquellos (y falta agregar a Mirtha Legrand) hablan después en sus programas de lo que ella dijo.

A la doctora Carrió se la ve radiante y con buen humor, pero con algo de tos (debería decirle adiós para siempre al cigarrillo, pero no se decide). En estos tiempos preelectorales ha dejado bastante de lado su papel autoimpuesto de fiscal incorporado que incomoda al Gobierno cuando sale con los tapones de punta a atacar decisiones con las que no está de acuerdo. Apenas, en estos días, recordó con más suavidad su posición tomada ya anteriormente: que a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, no se la debe remover con un decreto, sino mediante un juicio político, aunque no se privó de calificarla de delincuente y que debería estar presa.

En esta ocasión, Carrió se ha dejado llevar dócilmente por las circunstancias políticas a su cómoda candidatura a diputada en la Ciudad, un desafío sin el menor riesgo, ya que los sondeos descuentan un triunfo aplastante de su parte. En el oficialismo más que el sentido común, primaron cuestiones personales que podrían llegar a pagarse muy caras: Vidal se sentía más cómoda con que Carrió no fuese candidata en la provincia; Rodríguez Larreta, al revés, la prefería en Capital. Lo cierto es que los votos oficialistas que sobreabundarán en la principal ciudad del país -ya que Martín Lousteau no contará con el plus del electorado kirchnerista que se inclinó por él en la segunda vuelta contra Larreta, en 2015-, tal vez falten en la provincia. Allí, la pelea de fondo habría sido mucho más clara si se enfrentaban en las urnas Cristina Kirchner y Elisa Carrió, las viejas aliadas legislativas, que se volvieron enemigas acérrimas, en cuanto la segunda se convirtió en implacable denunciadora de los saqueos del staff de la primera. Igualmente, Carrió no se circunscribirá a hacer campaña en el...

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