La ley de semillas

La participación del Estado ha subido a la exorbitancia del 60,4% de la renta financiera del campo a raíz de las nuevas subas en las retenciones. Tal vez ese fenómeno, poco menos que único en las finanzas mundiales, opaque hoy otras cuestiones de relevancia para el agro argentino. Una es la pendiente ley de semillas, sin cuya actualización el país pierde competitividad por el atraso tecnológico que se produce.Parece mentira, pero la actualización de las normas sobre las que se legisló en 1973, cuando el tema de la soja no figuraba en ninguna discusión social o política y, menos aún, el de la biotecnología, ha insumido más de diez años de debates. Una ley de semillas como la que necesita la Argentina excede por mucho el espacio ocupado por la soja: involucra los otros dos cultivos en los que está presente la biotecnología el maíz y el algodón y a un frente inmenso de las economías regionales, que incluye legumbres de toda índole, el maní, los limones y la caña de azúcar. Sobre esta última, un gobernador norteño tuvo el acierto de decir que ella encerraba una "idea del conocimiento".Esta sola mención reactiva el recuerdo de que el paso de Cambiemos por el gobierno dejó dos leyes de significación para el interés general. Una fue la ley de economía del conocimiento, que alienta el desenvolvimiento de las pymes, entre las que hay decenas de semilleros nacionales. Otra, la ley de promoción de la biotecnología.Sin una ley de semillas adecuada a estos tiempos, el agro argentino ve resentida su productividad en relación con países más respetuosos que el nuestro de los derechos de propiedad intelectual. Así como están las cosas, en los Estados Unidos se han producido ocho eventos nuevos de soja; entre ellos, uno resistente a la sequía y otros, a las malezas, constituidas en uno de los problemas más candentes para el agro. Estos ya se utilizan en Brasil y Paraguay, con las consiguientes ventajas frente a los productores argentinos, que tienen vedado su acceso.El dictamen aprobado hace más de un año en la Comisión de Agricultura y Ganadería de Diputados ha perdido estado parlamentario, pero es un punto razonable de partida para lograr el consenso a todas luces necesario para el país. Esa comisión estuvo presidida por el diputado radical Atilio Benedetti, a quien acompañaron como vicepresidentes el actual ministro...

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