La letra chica de la herencia

Apenas convencido definitivamente su entorno de que no habría posibilidades de acuerdo con Sergio Massa, Mauricio Macri tuvo contrapuntos con su sector de origen, el de sus pares empresarios, todavía descreídos del éxito de los consejos de Jaime Durán Barba sobre las ventajas de mantener la identidad de Pro para las elecciones. Son sus críticos más sutiles. "Ustedes le tienen miedo al cambio", les contestó días atrás a dos de ellos.

Van a discutir hasta octubre. Lo que incluso dentro del Frente para la Victoria fue considerado un gesto de autoridad y reafirmación de una construcción política que empezó con la imposición de Rodríguez Larreta como candidato porteño suscita todavía dudas en un establishment que viene soñando con el fin del kirchnerismo. Tanto, que un grupo de inversores entusiastas se acercó en estos días a Massa para disuadirlo, con éxito, de claudicar en su campaña presidencial: la primera vuelta está paga y él podría no sólo impedir un triunfo del Gobierno en primera vuelta, sino convertirse en árbitro en una eventual segunda. Massa tiene todavía un grupo de incondicionales que, de distintos modos, ha estado colaborando con él. Jorge Brito, Daniel Vila y la familia Eskenazi, entre los empresarios; Luis Barrionuevo y el petrolero Alberto Roberti, entre los sindicalistas.

Lo que el líder del Frente Renovador anunció el miércoles, que seguiría en carrera, sorprendió incluso al propio Macri. Si reina la sinceridad y la crudeza, algo poco frecuente en este tipo de encuentros, tal vez el candidato de Pro pueda intercambiar opiniones con el grupo empresarial que menos respaldo explícito le reporta, la Unión Industrial Argentina, y que lo recibirá el 30 de este mes como ya lo hizo con Massa y con Daniel Scioli. Hay recelos de ambos lados. Los dirigentes fabriles han visto históricamente al jefe de gobierno más como un constructor ligado al poder que como par, y éste tampoco los priva en charlas informales de reproches clásicos e hirientes: piensa que suelen ser acomodaticios, prebendarios y que, en general, no arriesgan. Se conocen demasiado.

En realidad, el recelo empresarial más hondo hacia Macri no es ni personal ni ideológico, sino más bien metodológico. De ahí que, incluso a sabiendas de que los obligue a convivir con el kirchnerismo algún tiempo más, algunos industriales se sientan más cómodos con las maneras de Scioli, un gobernante que por lo general jamás los sorprende. "Daniel te anticipa la medida", suelen repetir. Si...

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