Lerdos para resolver la crisis; rapiditos para perpetuarse

La patente imposibilidad de la clase dirigente en llegar a acuerdos mínimos para sacar cuanto antes a la Argentina de su grave estado de emergencia y postración económica y social ya no puede considerarse como meras discrepancias ideológicas, sino como una metodología funesta y premeditada para dejar las cosas como están o, peor, últimamente agravarlas, con la excusa de la mentada "grieta".

Irrita, más aún, que esa parálisis para avanzar reconozca excepciones cuando los políticos se ponen de acuerdo, pero nada más que en su propio beneficio, como sucedió en la última semana de 2021 con la impúdica habilitación de un tercer mandato para intendentes bonaerenses.

Fuerzas habitualmente enfrentadas armaron las mayorías necesarias para perpetuarse en el poder. El hashtag #quesevayantodos recobró actualidad. Javier Milei y José Luis Espert ven crecer sus posibilidades entusiasmados.

Al menos diciembre pudo evitar su leyenda negra de transcurrir en medio de turbulencias sociales, aun en medio de la persistente evocación del vigésimo aniversario de la aciaga crisis de fin de 2001.

Eso habla de una enorme templanza de la sociedad, particularmente de los sectores más postergados y castigados que, a pesar de las adversas condiciones de vida a las que son sometidos, contribuyen a que las cosas no se salgan de cauce.

No se puede decir, lamentablemente, lo mismo de la clase dirigente, que en vez de sentirse más obligada, en consonancia con la ejemplaridad ciudadana, a mancomunar esfuerzos para generar los alivios que los sectores productivos y la clase trabajadora demandan, se sigue enredando en sus chicanas repetidas y berretas más propias de estudiantinas revoltosas que de "honorables" y fieles empleados del pueblo.

Las postales políticas de los últimos días son elocuentes en ese sentido: demuestran que nuestros representantes miran para otro lado. La foto del Presidente con todos los gobernadores oficialistas y de la oposición (menos el jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta) es la representación gráfica más acabada de que la suba de impuestos es la única política de Estado en la que la famosa "grieta" no cuenta. A la firma del Consenso Fiscal 2022 llegaron como semidioses que descienden del cielo montados en 22 jets y dos helicópteros, tal lo que reveló Diego Cabot en LA NACION.

Los modales dispendiosos de príncipes desaprensivos se constatan sin distinción de ideologías en un país que se queda sin luz en cuanto el calor aprieta, la pobreza se...

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