De los lectores: cartas & mails

FuerosResulta un insulto al pueblo argentino el empeño del senador Pichetto de impedir el desafuero de Cristina Kirchner, ignorando los múltiples pedidos de la Justicia. Su pretensión de garantizar los derechos constitucionales de la expresidenta, argumentando que hasta que no haya una sentencia firme no se tiene la certeza de su culpabilidad, es una muestra de su desprecio por los derechos del resto de los 44 millones de argentinos que estamos a merced de las leyes que se votan en el Congreso. La gravedad de lo que está en juego no es si Cristina va o no a la cárcel, sino que permanezca en su banca saboteando el trabajo legislativo en un intento descarado de desestabilizar al Gobierno y salvarse ella. Las decisiones no se toman en función de las certezas, sino de las probabilidades, porque nadie tiene la bola de cristal. Con las pruebas acumuladas hasta ahora, Pichetto no puede pretender que el escenario más probable sea que Cristina sea inocente; la sola duda debería bastar para que se la expulse del Senado, garantizando que lo que allí se decida sea en el mejor interés del pueblo.Victoria Novillo SaraviaDNI 23.821.025MotochorroLa carta del lector Roberto Picozzi, a la que adhiero, refiere a la condena de inhabilitación a un motochorro para conducir motos durante dos años. Dicha sanción no previó que seguramente el delincuente podrá ahora operar desde el asiento trasero de la misma moto conducida por un cómplice. Se sigue beneficiando al delito en un país de leyes duras y sentencias blandas.Eduardo FavelukesDNI 4.384.451Campo de PoloHace 40 años que vivo al lado del Campo de Polo de Palermo, y observo con preocupación la lamentable mutación de su destino original. Cada tanto se organizan eventos que nada tienen que ver con el deporte. La semana pasada, Luis Miguel y sus excesos; el sábado por la noche, un concierto de música electrónica; esta semana, Paul McCartney. Lo del sábado comenzó a las 16 y duró hasta la medianoche, sin parar, con una ¿música? que se asemeja a una severa taquicardia, con un repiqueteo permanente. Tiemblan los edificios vecinos, lo que hay dentro (vidrios, copas, etcétera) y sus moradores, ya que el ruido es ensordecedor. Al finalizar el concierto el vecindario suspiró aliviado, había concluido un verdadero calvario. Grave error, porque al igual que un "bis" de toda obra exitosa, se inició otro de gritos, insultos y bocinazos sin intermitencia, que duró media hora más. El motivo: el acceso al campo estaba cerrado...

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