De los lectores: cartas & mails

Carta de la semanaBasta de listas sábanaLa verdadera preocupación de aquellos que estamos sanamente preocupados por el futuro institucional de nuestro país y por el bienestar económico de sus habitantes (aunque algunos no lo entiendan, lo segundo es consecuencia de lo primero), es conocer quiénes integran las listas de candidatos a cada banca y entender la enorme importancia de las elecciones legislativas. Deberíamos prestar más atención a ese tema. Las elecciones legislativas brindan el mandato y las herramientas necesarias para que se puedan tomar decisiones de fondo, que permitan implementar políticas de Estado y llevar adelante las necesarias y urgentes reformas que necesita el país. Lamentablemente, nuestro sistema político, acostumbrado a las listas sábana, no permite distinguir con claridad a quiénes se está votando. Al conocer con precisión cómo se conformarán ambas cámaras del Congreso podremos volver a encontrar el camino de respeto a las instituciones y al crecimiento económico que hemos perdido hace ya varias décadas.Ningún presidente bien intencionado, por más buena voluntad y fortaleza de carácter que posea, podrá llevar adelante las reformas necesarias para volver a hacer de la Argentina un gran país sin un Congreso que apoye esas iniciativas.Alejandro R. MartinsDNI 8.207.524Paridad de géneroEn el Día de la Mujer presenciamos un acto de discriminación brutal contra ella, por parte del Estado: el Poder Ejecutivo, no confiando en la capacidad de las mujeres para competir, reglamentó la ley llamada "de paridad de género", sancionada por el Congreso en un acto de violencia legislativa contra el género femenino. Cleopatra, Madame Curie, Catalina la Grande, Leonor de Aquitania, Amelia Earhart, Florence Nightingale y tantas otras mujeres valiosas, conocidas o no, no necesitaron de leyes que las amparen para ser quienes fueron. Fue por sus talentos, su voluntad, sus valores, su capacidad, en plena competencia con hombres y otras mujeres, que triunfaron. Podríamos pensar también en leyes que obliguen a las editoriales a editar al menos cinco libros escritos por mujeres por cada diez libros editados, o que debe haber paridad de mujeres en el generalato de un ejército o en las comisiones directivas de los clubes o en los directorios de las empresas, que no se puedan recibir más abogados que abogadas, etc. ¿Por qué no? Esa no es forma de arreglar la cuestión. La condición femenina vale por sí misma, mucho más de lo que la demagogia...

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