De los lectores: cartas & mails

Proyectos de leyEn los últimos años las leyes formales del Congreso sobre cuestiones económicas o financieras exhiben un notable deterioro cualitativo, independientemente del nivel de imposición que conlleven (por ejemplo, la reciente escala de impuestos a los bienes personales). Esto lo sufren el propio PEN (la dificultad en reglamentar la renta financiera), la AFIP para instrumentarla (deducciones por hijo) y los contribuyentes y sus contadores para interpretarlas.¿No será posible que algún organismo técnico (por ejemplo, del Ministerio de Economía) revisara técnicamente los proyectos antes de su ingreso en la Cámara de Diputados (allí es donde se originan estas leyes) o antes de su promulgación?Fernando D. Garcíamailto:fgarcia9@consejo.org.arEdad jubilatoriaEs de suponer que en aras de la coherencia y la estricta justicia, esta fortísima movida en curso de la "igualdad de género" habrá de llegar a la mayor brevedad a la edad jubilatoria: 65 años para todos (¿o debiera decir "todes"?).Juan Carlos Sorondomailto:jcsoro@yahoo.com.arEl "no"En los últimos días, con el debate sobre cuestiones de género, se ha escuchado reiteradamente a muchas mujeres decir que cuando dijeron "no", este "no" fue tomado como "sí" o no se lo tuvo en cuenta. Cabe entonces detenerse acerca del "no" en la evolución humana. En un libro muy conocido, Sí y no, René Spìtz se refiere a que el "sí" nace con uno y es producto de la necesidad del bebé de conseguir la protección y cuidado de su madre y sus allegados, por lo que necesita "conquistarlos" mediante su sonrisa y su "sí" implícito o manifiesto. El "no" aparece como resultado de la evolución: alrededor de los tres años de edad el niño, ya más seguro de sí mismo y de sus afectos, comienza a descubrir que no necesita asentir siempre, y que la afirmación de su personalidad, hecha a través de aceptar o rechazar, será bienvenida. El "no" se instala de manera sistemática durante un tiempo, hasta que la experiencia muestra de qué manera emplearlo bien. Las mujeres han sido criadas desde lejanos tiempos con la idea de que debían asentir, ya fuese a sus madres, a sus mayores o a los hombres. Debido a esto es posible que, en muchas, el "no" no haya tenido el carácter definitorio que tiene y haya sido tomado como un "sí" implícito. Naturalmente, lo anterior no se corrige con un decreto: las mujeres tienen que aprender, desde que nacen, que sus derechos son iguales a los de cualquiera y que un "no" de una mujer es igual al "no"...

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