De los lectores: cartas & mails

Carta de la semana

El senador Pichetto, que manifestó sus reservas sobre la ley de extinción de dominio, debería saber que no es necesario hacer lo que ya está hecho. Nadie quiere demonizar a quienes ya son demonios. Se trata de los que humillaron al país y a su pueblo, robándose todo lo que encontraron a mano. Con esa ley solo se pretende que devuelvan los bienes mal habidos, así de simple. Con la demora en tratar el proyecto se está facilitando un margen de tiempo para que los delincuentes encuentren coartadas o realicen maniobras para esconder lo robado. Si no se sanciona (o se demora hasta perder estado legislativo a fin de año), el Senado será cómplice y debería denunciarse a quienes lo han posibilitado.

Ejemplo: en el caso del López, que arrojó una bolsa de dinero en un convento, ¿es injusto demonizarlo o iniciamos un trámite de canonización en vida?

Luis Antonio Barry

mailto:luisantoniobarry@fibertel.com.ar

No más acatamiento

Leo en los portales de noticias los comentarios referidos al paro del lunes. Con beneplácito, quienes lo convocaron se refirieron luego a que tuvo un "acatamiento total". Acudí rápidamente al diccionario para buscar el significado de "acatamiento" y "acatar". Dice allí: "Tributar homenaje de sumisión y respeto, obedecer".

Si este paro fue decretado para medir el grado de obediencia/sumisión de los argentinos, los desafío a quienes lo convocaron a que lo hagan nuevamente, pero con los servicios de transporte funcionando normalmente. No dudo que el resultado sería otro, lo cual sería una mala noticia para sus organizadores y sus respectivos futuros.

En una sociedad democrática no va más "el acatamiento". Es hora de actuar con madurez, para la grandeza de nuestra querida Argentina.

Silvia Pearson de Bravo

DNI 6.186.832

Escuché otro corazón

Quise y pensé en callarme, pero hoy prefiero hablar por los que no tienen voz. Vi mucha gente que contó sus experiencias personales para manifestarse a favor de la legalización del aborto. La mía es diferente, pero debería valer lo mismo. El 18 de diciembre de 2017 creí haber recibido la peor noticia de mi vida: positivo en un test de embarazo. Automáticamente mi mundo se derrumbó. A los pocos días pensé en lo que quizá sería la mejor solución, deshacerse de ese supuesto problema. En mi cabeza había una balanza. De un lado, responsabilidad, criar un hijo, dejarme a mí por otro, estudiar, trabajar, resignar cosas, crecer. Del otro, dependiendo la semana, una mínima intervención...

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