De los lectores: cartas & mails

La bandera argentina

Belgrano enarboló la bandera por primera vez el 27 de febrero de 1812. A los pocos días esta se perdió, por lo que sus características y la tonalidad exacta de sus colores originaron una incógnita que no pocos historiadores y vexilólogos intentaron despejar. Con lacónico criterio, diremos que es recién en 1944 (decreto 10.302/1944) y desde hace apenas ocho años (decreto 1650/2010) que el tema de la bandera argentina ha quedado resuelto. Estas disposiciones de gobierno identifican con exactitud los colores y otros detalles de nuestro emblema nacional. Seguramente no es similar al enarbolado aquel 27 de febrero, pero luce fielmente los colores que el prócer nos legó.

Osvaldo M. Helman

DNI 4.474.486

Incoherencia

Ya se ha hablado y se seguirá hablando de la inconveniencia de legalizar el aborto, al menos en los términos que por ahora se han dado a difusión. En la discusión participan intelectuales y personalidades públicas con una inteligencia superior, que nos ahorran de alguna manera a los demás el esbozo de fundamentos o razones adicionales. Es un asesinato. Tan simple como eso. Y no es, o en todo caso no solo es, un argumento religioso. Es un argumento científico que a esta altura no necesita comprobación. A esta altura tampoco sorprende en el estado de degradación cultural de la Argentina que aquellos que profesan una postura ideológica extrema sobre el remanido tema de los derechos humanos no hayan alzado su voz y sus manos y sus plumas para expresar la obvio: el derecho a la vida es el primero y el más fundamental de los derechos humanos. Otro argumento que no necesita comprobación. Pero claro, es muy difícil embarcarse en un diálogo constructivo sobre el tema con aquellos que marchan por "los pibes chorros que matan en los barrios". Nada se puede esperar cuando se bendicen, se alaban y se marcha por el robo y el asesinato. Tampoco parecería ser el caso, o al menos no se los ha escuchado en contra de la legalización del aborto, de aquellos que fanáticamente abogan por el respeto de las garantías constitucionales. Parecería que se deben garantizar a toda costa los derechos de criminales, en muchos casos reincidentes, que son víctimas del sistema y de las políticas de exclusión, dicen. Pero, tan absurdo como pueda sonar, no es atractiva para esta corriente la protección de los más indefensos del sistema de la sociedad, de aquellos que no pueden defenderse por sí mismos, de las víctimas verdaderas y no fabricadas por...

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