De los lectores: cartas & mails

Carta de la semana

Sampaoli y nuestra escala de valores

La vergonzosa escena que protagonizó Sampaoli nos debería llamar a la reflexión a todos. Me entristece profundamente la liviandad con la que tomamos este hecho gravísimo. Existe un silencio cómplice que refleja una vez más nuestra pobre escala de valores. Ganar un Mundial parece ser más importante que conservar el decoro y la integridad que merece cualquier cargo donde está en juego ni más ni menos que la imagen que damos al mundo. No nos damos cuenta de que al avalar que esta persona siga en su cargo avalamos también que este tipo de actitudes pasen desapercibidas, sin consecuencias. Y me pregunto: ¿son estos los líderes que queremos que nos representen? Personas que supuestamente deben dar el ejemplo, pero que con sus conductas demuestran soberbia, patoterismo, falta de humildad y, sobre todo, que creen erróneamente que pueden estar por encima de la ley.

Yo, como argentino, no quiero más este tipo de líderes.

Alejandro Estivariz

DNI 36.101.163

Un cambio ejemplar

Después de muchos años de estatismo, la necesidad de reducir el déficit de los presupuestos nacionales, provinciales y municipales es inevitable y no puede seguir postergándose. Como el camino de aumentar la presión fiscal no es viable, el gasto del Estado debe reducirse y los ajustes en todos los niveles son inevitables. Vidal dio el ejemplo: eliminó las jubilaciones de privilegio y suprimió el 22% de los cargos políticos. Rodríguez Larreta siguió por ese camino y además limitó los ingresos de los cargos ejecutivos. En los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación hasta ahora no se ha visto mucho ajuste, y los ministros, secretarios, diputados, senadores y jueces siguen manteniendo las irritantes jubilaciones de privilegio que no son un ejemplo de austeridad. Tampoco los 45 días de vacaciones del Poder Judicial y la exención del impuesto a las ganancias de los jueces. Y la falta de transparencia de las obras sociales sindicales, una indignante fuente de corrupción que sigue tolerando el Gobierno. Ajustar el gasto del Estado es una tarea difícil e ingrata, pero necesaria. Para que sea factible, es imprescindible sincerar y explicar las razones de su necesidad. Y dar ejemplos de austeridad desde arriba hacia abajo, porque sin ellos no hay ajuste políticamente viable. El Gobierno empezó por lo más fácil, con los indefensos jubilados. Ahora sería bueno que continuaran haciendo el cambio que prometieron y en el que...

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