En el largo plazo estamos todos vivos: apuntes para una nueva demografía

Cómo serán los sistemas previsionales de Highlander, de los vampiros y otros seres inmortales? ¿Y los cálculos actuariales para determinar el ahorro óptimo de los caballeros jedis, que viven cientos de años? Estos casos deberían estudiarse para vislumbrar la macroeconomía del futuro si se atienen a alguna hipótesis como la del gerontólogo británico Aubrey de Grey, que asegura que en un mediano plazo se podrá evitar el envejecimiento, o al menos postergarlo por mucho tiempo. En ese mundo, la famosa frase de John Maynard Keynes: "En el largo plazo estamos todos muertos", quedaría en duda.

"No me preocuparía por estas proyecciones, si son verdaderas vamos a tener cientos de años para ver qué hacemos cuando nos jubilamos", se ríe el investigador del Cedes José María Fanelli. El profesor de la UBA y de Udesa viene siguiendo de cerca un tema que la mayoría de sus colegas subestiman, o no le asignan un rol central: el de la demografía y su impacto en la macroeconomía. La semana pasada publicó en los Estados Unidos un libro, editado por Palgrave McMillan, con las conclusiones de un estudio de tres años sobre demografía y países emergentes, Demografía asimétrica y Economía Global: Oportunidades de crecimiento y desafíos macroeconómicos en un mundo que envejece.

Fanelli repasa en esta investigación las diferentes estructuras demográficas de distintos países, que son muy heterogéneas, tanto al nivel de la "foto" (su estado actual) como de la película (su dinámica). La Argentina, en este análisis comparativo, queda en una buena situación: el país se encuentra en plena "Ventana de Oportunidad Demográfica" (VOP), o disfrutando de un "bono demográfico" que alude a un país joven, con alta proporción de habitantes en edad de trabajar en relación con los niños y adultos mayores.

De acuerdo con la definición de las Naciones Unidas (2004), la VOP es una etapa de transición en la cual la proporción de la población que tiene menos de 15 años cae permanentemente por debajo del 30% y la de quienes tienen 65 años o más es aún relativamente baja (15% o menos). Antes de entrar en esta ventana el país es calificado como "niño", y al sobrepasarla se llama "viejo". La ventana de la Argentina se cerrará entre 2035 y 2038: hasta ese entonces la oferta potencial de trabajo estará en niveles elevados y alcanzará un máximo ese año de 1,88 trabajadores potenciales por cada persona dependiente.

Nada mal, considerando que Inglaterra clausuró su ventana en 1975, Italia en 1985 y...

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