Un largo periplo y la vuelta al pago

Cuando el aerofonista Jorge Cumbo cuenta que vive en Castelldefels dice que no sabe por qué tantos argentinos eligen ese lugar para instalarse cuando quieren ir a vivir a España. Seguramente, la cercanía con Barcelona y alquileres más económicos que en la capital catalana sean algunos de los motivos. Cumbo fue allí porque es donde vive su hijo, pero no será por mucho tiempo. Actualmente el aerofonista está en la Argentina para dar una serie de conciertos, durante más de un mes, y para preparar el terreno para su regreso luego de muchos años. ¿Cuántos? Muchos, quizá la mitad de la vida de este hombre que va para los 70. Su primer viaje fue cuando era un veinteañero que quería perfeccionarse como músico. "Mis peripecias comenzaron en 1970, cuando me fui a Francia. Mi objetivo era estudiar música contemporánea. Y me quedé hasta el 76. Me volví justo en ese año nefasto; recuerdo cuando escuchaba que por la calle de mi casa pasaban autos tirándose tiros."Durante los siguientes 14 años, Cumbo fusionó la quena y otros aerófonos con sintetizadores. Así puso a la música andina en otro contexto tímbrico que, si bien hoy sonaría anacrónico, en ese momento fue una búsqueda frecuente para muchos músicos. Los sonidos sintetizados fueron un elemento fundamental en los ochenta. A esto hay que sumar la grabación de samples en vivo; en este sentido fue una especie de pionero dentro de la música que cultiva.Aquella estada duró hasta 1990 y registra momentos y proyectos memorables, como el trío con Lito Vitale y Lucho González, y dúos con Leo Maslíah y Manolo Juárez. "En el 90 no podía pagar ni la luz, pero en ese desastre financiero me llega una carta de una bailarina...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR