Lamentos, River se reprocha no haber ganado y Boca su pobre presente

Hacía más de 10 años que un un superclásico no terminaba 0-0 en el Monumental. Aquella vez, en una tarde tan soleada y agradable como la de ayer, se presenció uno de los River-Boca más insulso que se recuerde, con "Mostaza" Merlo y "Coco" Basile en los bancos, ambos tan amigos que se sospechaba que ese clima apacible se había inoculado en los jugadores. No fue el caso de este 0-0, que no tuvo pinta de armisticio, sino que expuso las diferentes limitaciones de los dos. En River, la impericia para resolver un partido que le fue mayormente favorable. En Boca, su sombrío estado futbolístico, con jugadores con una imprecisión que parecía que tomaban contacto con una pelota después de meses. Las posiciones los castigan por igual a ambos: pasó otro fin de semana en el que Boca vio cómo el líder Lanús se le escapó un poco más (ocho puntos) y en el que River no recortó distancias (seis unidades) con Rosario Central.

Había dicho Gallardo que era una final, seguramente para invocar el espíritu de aquellos partidos decisivos que River ganó por las copas continentales. Pero por el torneo local, ni aun siendo superior a este desdibujado Boca pudo anotarse un triunfo que se demora.

River tuvo vigor, cohesión, mejores individualidades, más ambición, las situaciones más claras. Jugó y corrió con el campo metido en la cabeza. Todo un síntoma: Domingo le tiró un caño a Gago para armar un avance y obligó a que Pérez le cometiera una infracción de amonestación. Boca sobrevivió más allá de los límites de la cancha, con Insaurralde reventando la pelota a la estratósfera, Tevez sin ver el arco y Bentancur haciendo blanco en la platea.

Un lamento grande le quedó a River por no haber sabido llevar al resultado su mejor rendimiento frente a este Boca que sólo tiene de nuevo al director técnico, pero los problemas y deficiencias persisten. A los mellizos los fueron a buscar para arreglar algo que todavía sigue descompuesto. Tuvieron el coraje para poner la cara en dos clásicos, cada uno precedido por apenas una práctica, y seguramente ya se dieron cuenta de que les espera un arduo trabajo para sacar al equipo de este prolongado letargo.

Fue una tarde de oportunidades desaprovechadas para River. En el Monumental se pudo haber escuchado el glorioso "Alooooonso..." de hace décadas, pero el uruguayo le erró a la pelota en una definición frente al arco. Y Mora, que supo ser verdugo puntual de Boca, tampoco estuvo fino cuando quedó mano a mano con Orion, si bien estaba un...

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