El kirchnerismo teje su nuevo disfraz

"Todo disfraz repugna al que lo lleva", entrevió alguna vez Silvina Ocampo. Con esa intuición literaria podríamos decir que los por y la conmovedora Operación Somos Buenos, lanzada estos días por , repugnan a sus respectivos mentores. Pero seríamos un poco injustos con esa igualación: el Gobierno no cree ni remotamente que el suyo sea un camuflaje populista, sino apenas un pragmático plan de anestesia puntual para atemperar en algo los dolores de la alta inflación mientras se avanza por el calvario del "déficit cero".El operativo del Instituto Patria, en cambio, consiste efectivamente en el laborioso tejido de un nuevo disfraz que mitigue el hondo y simple pavor. Me refiero al pavor que produce, aquí y en casi todas las latitudes, el eventual retorno de quien se convirtió en uno de los paradigmas mundiales del neonacionalismo autoritario. Nos informa una vez más el periodista Gabriel Sued acerca de las febriles meditaciones que circulan, a propósito, en el cuartel general del kirchnerismo; todas ellas propenden al simulacro. "Somos buenos, nosotros somos buenos", cantaban los acólitos de Milagro Sala. Y esa es la ideología buenista del nuevo "relato" de campaña. Que tiene por objeto esterilizar el miedo y calmar a los mandatarios de Occidente y a los acreedores externos (no vamos a declarar el default ni a hacer más locuras); tranquilizar a los medios de comunicación (no vamos a combatirlos ni a censurarlos); clausurar lo que llaman el "ministerio de la venganza" (no perseguiremos a nuestros enemigos); desactivar las cadenas nacionales y los patios de militantes (no recurriremos a fatigantes tribunas de hostigamiento personal o sectorial), y eludir sobre todo una segunda guerra popular y prolongada contra el campo: "Nunca más tenemos que confundir al pequeño y mediano productor con los grandes terratenientes de las cerealeras", repite ahora Máximo Kirchner, después de haber apoyado a su madre en ese delirio y en esa confusión, y luego de haber cargado a su agresiva organización con un indiscriminado odio visceral contra cualquier atisbo de agroindustria.Todo este rezo laico lleno de abrupto pacifismo, que debemos comernos sin chistar con nuestra rosca de Pascua, podría tomarse como un emocionante acto de contrición y hasta como "los mandamientos kirchneristas para una nueva era", pero no son una cosa ni la otra. En principio, porque impostan un nestorismo tardío en el que no creen: los kirchneristas sostienen desde hace rato que el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR