El kirchnerismo y su espectacular admisión de culpas

"¿Por qué arrestaron a mi hijo?", preguntó a viva voz el almacenero asturiano al entrar como una tromba en la comisaría. El abogado trató de atajarlo y llevarle calma: "No se preocupe, Antonio, su hijo no hizo nada malo, es una persona comprometida con el país; lo van a soltar en un ratito". Lejos de tranquilizarse, el padre del detenido quería saber exactamente de qué se lo acusaba a aquel chico de 17 años que estudiaba en el colegio Carlos Pellegrini. "Una pavada -relativizó el abogado, que ya había negociado con el comisario la salida. Anduvo pintando paredes." El joven era militante de la izquierda nacional de Jorge Abelardo Ramos, y el abogado también. Transcurría la sombra de una dictadura militar, y cada dos por tres el letrado tenía que intervenir para sacar a los compañeros de alguna seccional, o incluso para salvar del encierro y las torturas a presos políticos de mayor porte. "¿Mi hijo anda pintarrajeando paredes de los vecinos? -insistió el asturiano en un grito. ¡Entonces, déjelo en el calabozo, coño!"

El abogado estaba acostumbrado a lidiar, por igual, con los policías y con los padres. Se llamaba Luis María Cabral, y esta pequeña anécdota encierra muchas claves sobre la política argentina y las paradojas del destino. El almacenero era oriundo de una pequeña aldea de Asturias, a muy pocos kilómetros de donde nacieron los abuelos paternos de Cristina Kirchner. Ella siempre estuvo en tensión con esa rama emigrante que no era afín al peronismo, doctrina inculcada por su madre Ofelia. Cristina no votó a Perón en 1973, sino que lo hizo por el partido del "Colorado" Ramos. Y varias décadas más tarde, ordenó remover a Cabral de la Cámara de Casación y mandó a sus propios militantes a tacharlo de conservador y connivente con las corporaciones. Cabral, a pesar de sus simpatías ideológicas (se lo consideraba un "kirchnerista intermitente"), estaba a punto de expedirse por la inconstitucionalidad del pacto con Irán.

El propio Víctor Ramos, hijo del ideólogo del FIP, y hoy un dirigente apasionado del oficialismo, se vio obligado moralmente a salir en defensa de Cabral. Narró entonces episodios desconocidos, en los que el juez presentaba hábeas corpus y luchaba heroicamente por la libertad de los detenidos bajo regímenes militares; Cabral llegó incluso a ser apoderado de ese mismo partido por el que alguna vez votó Arturo Jauretche. "Pero un compañero kirchnerista -cuenta Ramos me advirtió: ojo, no publiques nada a favor de Cabral, que...

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