Kintsugi

Fieles a nuestro estilo, la propuesta de que los alumnos del quinto año de la secundaria tengan sus primeras incursiones en el ambiente laboral ha originado una nueva polarización. O, como nos gusta decir ahora, otra grieta. Tarde o temprano vamos a tener que hacer un curso veloz de kintsugi, el arte japonés de la reparación de vajilla de cerámica.

Lo interesante, en este caso, es que sin importar cuál de los dos lados tenga razón, cuanto antes los alumnos tengan contacto con el mundo laboral, mejor. Si no lo encuentran atractivo, todavía estarán a tiempo de elegir otro tipo de empleo. Si resulta que eso era lo que en verdad querían hacer, el incentivo para ponerle garra será mayor.

No equivocarse en elegir el tipo de empleo y descubrir una vocación tempranamente se han vuelto cuestiones...

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