El karma: un sinsabor y una prueba de temple para las Leonas

RÍO DE JANEIRO.- Lo único que les cambió el semblante a las Leonas fue que Paula Pareto se había bañado en oro durante esas horas. No había jugadoras derrumbadas anímicamente, pero sí con mucha bronca porque apareció otra vez el equipo aguafiestas, Estados Unidos, que se impuso 2-1 (Katherine Reinpretch y Michelle Kasold; descontó Delfina Merino) en el debut del torneo olímpico. "Se van a recuperar, esto recién empieza", sugería Luciana Aymar, que después de haber jugado cuatro Juegos desde Sydney 2000 participa en éste como comentarista de televisión.

El seleccionado femenino de hockey sobre césped es una marca registrada, un conjunto consagrado al que sólo le falta una medalla dorada olímpica para la última rúbrica. Hasta Sports Illustrated lo señaló como el candidato más firme al oro en Río 2016. Sin embargo, hay un factor que quizás nunca se solucione porque en ellas es genético: los vaivenes emocionales y esa sangre caliente que en algunos casos traiciona. Es cierto que a lo largo de la historia han sorteado varias situaciones límite. Pero cuando aparece un equipo inferior como Estados Unidos y se adueña del escenario por su efectividad, la Argentina tambalea mentalmente y queda maniatada. Ingresa en un laberinto. Ocurrió ayer una vez más, como tantas, producto de la frustración de generar muchas ocasiones en el círculo contrario y no concretarlas. El discurso de las chicas tuvo ese eje: el desaprovechamiento de las chances. "Los nervios y la ansiedad nos jugaron en contra. Fue la frustración de no poder convertir", apuntó Agustina Albertario, que pisó el círculo en repetidas oportunidades pero nunca consiguió anotar. El entrenador Gabriel Minadeo agregó: "El hockey es así: metés dos y resolvés el partido".

Después de este primer tropiezo, es el momento de mirarse hacia adentro. Como capitana, Carla Rebecchi evalúa hablar -sobre todo con las más jóvenes- para no echar por la borda toda la ilusión. "Nos va a durar la bronca, pero acá no hay nada perdido porque además es un torneo largo. A las chicas hay que transmitirles que sigan pensando en positivo, seguramente lo charlaremos". Rocío Sánchez Moccia no dudó: "Hacen un juego de roce físico que no nos gusta. Quizás nos venga bien este cachetazo".

Ahora, frente a esta derrota, el sistema del torneo se observa con un guiño de complicidad porque no ahoga...

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