Justicia eterna

"Lo que no puede pasar -y es algo que sigue pasando en Brasil- es que haya casos que se eternizan y de los que no se tiene respuesta."

(De Sergio Moro, juez brasileño del caso Lava Jato.)

Sergio Moro conoce el fenómeno de la corrupción del derecho y el revés. Este juez aplica el Derecho a empresarios, funcionarios y legisladores brasileños que se dieron vuelta por pagar, cobrar y lavar coimas en el Lava Jato, el caso que sorprende por su magnitud y por la celeridad de los magistrados cariocas para obtener confesiones, procesar y condenar corruptos, campo en el que pueden dictar cátedra.

Al verlo en una foto rodeado por los miembros de nuestra Corte Suprema y jueces y camaristas federales, uno se pregunta cómo se habrán sentido varios de ellos, acostumbrados a demorar un promedio de 14 años las causas de criminalidad económica o dejarlas prescribir. ¿Habrán sentido envidia? ¿Odio?

Lava Jato comenzó hace menos de cuatro años y generó 150 acusaciones. Hoy cuenta con 28 personas con sentencia firme. Resultaron esenciales la delación premiada y la prisión efectiva, que produjeron arrepentidos y lenguaraces en serie, pero también la voluntad de los jueces, materia difícil de enseñar.

Al pie de la foto en la página de la Corte se lee: "Los jueces intercambiaron experiencias en un encuentro con Ricardo Lorenzetti, Germán Garavano y Sergio Moro". ¿Qué habrá pasado por las cabezas de algunas señorías? Se sabe qué pasó por la de Laura Alonso...

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