Justicia y Derecho

AutorGabriel Tosto
CargoVocal de la Cámara del Trabajo de Córdoba (Sala Novena). Especialista en Derecho Procesal (UNC). Profesor e investigador de la Facultad de Derecho de la UCC.
¿Qué podemos hacer para construir a una sociedad justa?: Pensar de modo sensato

La justicia y el derecho es un matrimonio de larga data. En su extensa historia ha pasado por momentos de luces, de penumbras y de negras noches. El desasosiego es el signo del tiempo presente. Es que la relación, si se acepta posible, es compleja, difícil. Su esclarecimiento requiere determinar un modo de abordarlo, la significación de sus términos que, también, es de espinosa dilucidación, sus potenciales relaciones y qué consecuencias se deriva de todo ello.

¿Qué es la justicia? ¿Qué es el derecho? o preguntarse sobre el derecho y la justicia son cuestiones permanentes, respondidas de modos diversos, originales y aun extravagantes. Para algunos las preguntas están mal formuladas, carecen de sentido o de respuestas. Existe literatura completa y extensa al respecto desde Platón a Kant. Kelsen, Hart y Ross, tres de los filósofos jurídicos más importantes del siglo pasado le dedicaron su vida intelectual. Por ello asumirlas sin algunas previsiones pueden perdernos en la oscuridad.

Con el fin de centrar un contorno mínimo de análisis cabe hacer las prevenciones que siguen. Algunas son altamente debatidas y otras obvias. Las primeras servirán para discutir, las segundas para tenerlas presentes.

Cuando se reclama ¡Justicia! es probable que se esté calificando un estado de cosas en dónde se piensa que está ausente lo que se pide. Aquel estado puede referir a una situación individual, a una institución social o a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, para otros proferir ¡Justicia! no es muy distinto a dar un puñetazo en la mesa.

A veces, se exclama ¡No hay derecho! Se protesta ante una acción u omisión (individual, institucional o social) que se sabe no justificada. Interesa entonces que nos preguntemos acerca de si los derechos son algo más que juguetes vistosos en manos de los jueces o papelinas para los poderosos con cojones. Para algunos evidencian “cartas de triunfo”, reglas que sirven para hacer “jaque mate” en el tablero de los conflictos.

Durante años se ha pensado -y algunos aún lo piensan- que el derecho que no concuerde con la justicia no merece llamarse derecho. Otros, sostienen que es mejor no asimilar a la pareja para que pueda ser posible determinar la injusticia del derecho y de allí posibilitar la no obligación de cumplir con lo que manda. Lo último presupone...

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