Sí, juro... una vez más

"¿Juráis por Dios, por la Patria?"

(De Cristina Kirchner, en la asunción de nuevos funcionarios.)

Cuánto alboroto. La militancia se posesiona, canta y baila en la Casa Rosada mientras la Presidenta toma juramento a un puñado de funcionarios. Son el "nosotros" de la algarabía imbatible. Afuera, "ellos", los otros, mascan el resentimiento que los mantiene lejos del poder.

En el acto más que íntimo del kirchnerismo, estuvieron el jueves todos los íntimos. Tan cercanos son que hasta se intercambian los cargos. Deben de ser buenos estos muchachos, porque nunca se van del todo. Los Chalchaleros explotarían de envidia de no haber confirmado en carne propia que la despedida, por más que se estire, siempre llega.

Son los últimos estertores de los actuales inquilinos del poder. Les quedan cinco meses para saber cómo viene la mano y siete para darles la mano a los que vienen, tal vez a algunos de ellos, ¿por qué no? El caso de manual es Aníbal Fernández: designado secretario general de la Presidencia hace dos meses, volvió a jurar el jueves y por tercera vez en su vida como jefe de Gabinete (dos con los Kirchner y una con Duhalde). No hay que subestimarlo: en los últimos 13 años juró por Dios y por la Patria en ocho puestos públicos.

"El Coqui" Capitanich no acumula tanto pergamino estatal y va a tener que remontarla bastante: de ser jefe de Gabinete y "gran promesa" presidencial, se volvió a Chaco para pelear por la intendencia de la capital, previo rescate de la gobernación, en la que se...

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