El juramento

La semilla se plantó en Sapporo, una de las sedes del Mundial de Japón 2006, donde los tres coincidieron por primera vez vistiendo la camiseta del seleccionado de Estados Unidos, y se consolidó durante los Juegos Olímpicos de Pekin, dos años más tarde.Alejados de sus familiares y amigos, concentrados en un país de cultura muy distinta, el trío hoy más famoso de la NBA, el que integran LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, empezó a confraternizar y a juntarse con asiduidad. Junto a ellos casi siempre estuvo un auxiliar del staff técnico norteamericano, el joven Nick Arison, hijo, nada menos, que del dueño de Miami Heat, Micky Arison.Dicen que en aquella isla nipona hubo un juramento: unirse pronto para ganar el título de la NBA alguna vez.Cuatro años después, en julio pasado, cuando LeBron quedó libre de Cleveland y Bosh terminó su contrato con Toronto, luego de coquetear con otras franquicias a las que simularon querer ir a jugar, como New York y Chicago, ambos optaron por reencontrarse con Wade, el nuevo amigo conseguido en Sapporo, y estrella de los Heat.Claro que además de Wade y el hijo de Arison, también el viejo zorro de la NBA Pat Riley metió la cola. Desde su escritorio de presidente de Miami fue montando un negocio gigantesco que hoy se calcula que le dejará unos 2700 millones de dólares por temporada a la actividad económica del Sur de La Florida, donde se asienta el estadio American Airlines de los Heat. Sin contar lo que generará sólo LeBron con sus sponsors multinacionales.Directivos de la NBA, empresarios de las diferentes franquicias, hinchas en general, especialmente los de Cleveland, que perdieron a su gran ídolo, se sintieron engañados y casi estafados por un encuentro planeado, tejido con gran astucia, que transformó al equipo de La Florida en uno de los más poderosos y candidato a pelearles el título a los Lakers. "Tienen una gran talento, pero no siempre el talento conduce al triunfo", dijo Phil Jackson, coach de los Lakers. "Los campeones son los Lakers, están armados y serán el equipo a vencer otra vez", agregó Michael Jordan, uno de los propietarios de Charlotte. Miami se hizo odiar, está claro; pero sus seguidores ya agotaron los...

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