Julio César Méndez volvió a sentirse local ante su gente

Llegó hasta las lágrimas Julio César Méndez, tras su victoria con Hielo en el Gran Premio José Ramírez (G 1), el martes en Maroñas. Parecía como si no quisiera bajarse de la montura del alazán vencedor e iba y venía por la pista saludando hacia las tribunas con una sonrisa interminable, como un niño desbordado de felicidad por haber atrapado la sortija.

Ya anda por los 43 años Julio y la ganancia ante situaciones de este tipo también sigue llegándole al corazón. La experiencia y el esfuerzo se lo hacen vivir de otro modo, pero sin perder el espíritu de aquellos tiempos arriba de los caballos de hierro o de madera, girando en círculo.

"Ésta es la carrera que me faltaba ganar y el máximo sueño en mi país", comenta Méndez, confirmado el triunfo en el anochecer uruguayo. "Desde que volví no me sentía local y para colmo, soñé con este gran premio toda la vida y hasta ahora me había resultado esquivo", confiesa.

Hielo le dio revancha. Como Storm Mayor en el Carlos Pellegrini de 2006, "cuando [Pablo] Falero tuvo un compromiso con otro caballo", recuerda. Así, los últimos ganadores por duplicado de...

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