Julio Bocca, la aventura soviética y el llamado de Baryshnikov en un año crucial para su carrera

Julio Bocca en Ezeiza, el 26 de mayo de 1986, al regreso de su gira por Unión Soviética

La condición define al elegido, pero la determinación apuntala su trayectoria. El tiempo compacta recorridos, resume todo en un resultado final y se corre el riesgo de pasar por alto la experiencia. Una vieja imagen permite desandar el camino una vez más. Recoger pistas que presagiaban el destino de grandeza. Ese 1986 fue un torbellino para Julio Bocca . Una aventura fantástica en un momento crucial de su vida . Emociones, sacrificios, operaciones, viajes y decisiones que lo marcaron para siempre.

De esa temporada las crónicas de la época registran dos hitos para la historia del ballet de nuestro país:

Julio Bocca, a los 19 años, en una producción para la revista de LA NACION, en septiembre de 1986

Junto con Cristina Delmagro formó la primera pareja argentina invitada por el prestigioso Bolshoi.

Al finalizar la temporada firmó contrato como figura principal del American Ballet Theatre de Nueva York. Fue el primer bailarín que sin ser norteamericano ocupó ese lugar . Mikhail Baryshnikov , director de la compañía que reclutó a Bocca por esos días, tampoco lo había sido, ya que sus contratos eran por funciones.

Su fama se disparó un año antes, cuando ganó la medalla de oro en el V Concurso Internacional del Ballet de Moscú , junto con Raquel Rossetti . Eso le valió la invitación soviética para actuar con las compañías del Bolshoi, el Kirov y el Novosibirsk (N. de la R.: Rossetti no pudo asistir a la gira por una intervención quirúrgica y la reemplazó Delmagro).

La maestra Gloria Kazda, Julio Bocca y Cristina Delmagro, tras la gira por la Unión Soviética en 1986; en la imagen falta Lino Patalano, que completó el equipo de aquel viaje histórico

"Aunque ya había bailado en el Bolshoi, en esta oportunidad los nervios duplicaron los que sentí en el concurso. El año pasado bailé fragmentos; y si se aprobaba o no ya no era mi cuestión. Ahora, con el homenaje a Asaf Messerer (tío de Maya Plisetskaya y maestro de toda una generación de bailarines), el público tenía otras expectativas y seguramente esperaba más. Fue muy emocionante" , describía a su regreso al país el 26 de mayo de 1986.

Moscú era un lugar culturalmente distinto y realmente lejano. No estaba al alcance de un streaming ni existía la telefonía celular. Rusia era la porción dominante de Unión Soviética y San Petersburgo todavía se llamaba Leningrado. En esta última ciudad sintió un reconocimiento...

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