Entre el juego de Riquelme y la experiencia copera

Muchos se preguntaron, al salir de la Bombonera y el día después del triunfo ante Fluminense por 1-0 en Casa Amarilla, si la mínima diferencia era un resultado positivo para Boca. El escenario estaba colmado y los fuegos artificiales pretendían ser un anticipo de una posible goleada para los simpatizantes. Por eso los interrogantes: ¿fue bueno? ¿Pudo haber ganado por más? ¿Cómo le cae el score con la mira en la revancha del miércoles próximo en Río de Janeiro?Está claro que si a los protagonistas les hubieran dado antes del encuentro para firmar el resultado que finalmente se dio, lo habrían hecho: tanto Julio César Falcioni como Juan Román Riquelme, DT y capitán, habían dicho que la prioridad era ganar y luego ver qué diferencia se podía conseguir.Es cierto que, por cómo se dio el desarrollo, hay un par de lecturas que equilibran el análisis. Si bien Boca jugó durante más de un tiempo con un futbolista más por la expulsión de Carlinhos, también se vio beneficiado por un error del árbitro colombiano Buitrago, que no sancionó el penal por mano de Roncaglia, cuando todavía se disputaba la primera etapa.¿Qué rescata Boca como positivo y pensando en el desquite?Que cuenta con el mejor Riquelme de los últimos tiempos, que el equipo no perdió audacia pese a las bajas de jugadores importantes como Santiago Silva y Pablo Ledesma; que encontró en Mouche a un goleador inesperado; que sabe jugar como visitante y, por sobre todas las cosas, que si convierte un gol obligará a Fluminense a hacerle tres para eliminarlo de la Copa Libertadores.Hasta Falcioni hace tiempo que está...

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