Jueces y fiscales bajo obediencia debida

El mundo judicial está en crisis. Vive el mundo del revés. El sospechoso, Amado Boudou, logró desplazar al procurador general Esteban Righi, y postuló para reemplazarlo a su amigo Daniel Reposo. La presidenta Cristina Kirchner, por convicción o necesidad, lo avaló. El juez de la causa, Daniel Rafecas, chateaba con un abogado que participó en la estrategia de defensa de Boudou y dudaba de la investigación que impulsaba el fiscal Carlos Rívolo. Y la causa donde comenzaban a abundar las pruebas contra Boudou, ahora, parece paralizarse.El kirchnerismo, con una estrategia política sin escrúpulo, ganó, otra vez: ya no hablamos del caso Ciccone, sino de Righi y Rafecas. Incluso, la torpeza del juez de chatear sobre la causa desacomodó a quienes lo defendían en el Consejo de la Magistratura: nadie podrá resistir que se abra una investigación en su contra.Por su parte, en el Senado, los bloques de la UCR -ayer Luis Naidenoff alineó a los suyos-, el socialismo y la Coalición Cívica parecen decididos a votar en contra del pliego de Reposo, buscando impedir que el kirchnerismo logre los dos tercios necesarios para su aprobación. Pero hay dos dudas. La primera: el proceso de designación insume, con audiencias y otros trámites, varias semanas y esa inicipiente unidad se puede desgranar. La...

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