Joyce DiDonato

Intérpretes: Joyce DiDonato (mezzosoprano) y David Zobel (piano) / Programa: selección de canciones clasicas españolas, de Fernando Obradors; Venezia, de Reynaldo Hahn; canciones de Stefano Donaudy y Vincenzo Di Chiara y arias de las óperas Semele y Ariodante, de Händel; Las bodas de Figaro, de Mozart, y El barbero de Sevilla y Otelo, de Rossini / Organiza: Mozarteum Argentino / Sala: Teatro Colón / Última función: hoy, a las 20.30 / Nuestra opinión: excelenteEn la entrevista que fue publicada en LA NACION anteayer, Joyce DiDonato comentaba que ella había conformado el repertorio de este recital para que el público pudiera hacerse una idea de cuáles eran sus búsquedas y gustos como artista. En realidad, ésa era apenas la mitad de la criatura porque para comprender su verdadero alcance no era suficiente la observación de un programa que incluía un abanico de canciones de amplio espectro y una serie de arias de óperas barrocas, clásicas y belcantistas sino que había que verla y escuchar cómo lo hacía. Pero la respuesta a este interrogante, también la ofreció la misma cantante cuando dijo que ella no distinguía entre arias y canciones porque en todas había una historia o un relato que contar. Y efectivamente así lo hizo. Su presentación, de principio a fin, fue un muestrario de las mejores capacidades que se hayan podido observar en un recital en el cual, definitivamente, el canto, maravilloso desde donde se lo quiera analizar, estuvo íntegramente al servicio de la expresión. Joyce DiDonato cantó, como sólo ella puede hacerlo, para contar todos los secretos y todos los misterios que se esconden en cada una de las obras del recital.DiDonato es una artista completa, con una voz de infinitos colores y matices, con un dominio absoluto de lo que es la técnica vocal, y sobre esa base, carismática y seductora, se desenvuelve segura y siempre sonriente aun en las peores situaciones, como cuando, penetrante, hiriente y atronadora, comenzó a sonar en el teatro una alarma de volumen insoportable. Sin denotar fastidio y entendiendo el imprevisto sólo como una contingencia no deseada, se rio, esperó a que retornara el silencio, le encontró razones operísticas al infortunio y continuó con su formidable tarea como...

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