La joven Argentina de ayer y de hoy

Gianbattista Vico interpretó la historia como un corsi e ricorsi, en ciclos que parecen nuevos, pero que no lo son. Los hechos son siempre distintos pero su dinámica de ida y vuelta es la misma.

El desafío que enfrenta Cambiemos para superar la grieta abierta durante más de 12 años de kirchnerismo hace recordar aquel otro desafío que afrontó la Asociación de Mayo en 1837 para superar las guerras civiles que dividieron el país a partir de 1814.

Parece rancio traer al presente sucesos de hace 180 años, pero la similitud invita a la evocación. La buena noticia es que la transformación impulsada por la Generación del '37 tuvo éxito, ya que culminó -un cuarto de siglo más tarde en la Organización Nacional y la formación de la República Argentina, que se destacó como primera potencia de América latina.

Si el corsi e ricorsi de Vico se replicase en su versión más favorable, quizás la experiencia política que estamos viviendo, con escepticismo y esperanza, nos permita reencontrar el camino, extraviado en el laberinto populista.

Los integrantes de la Asociación de Mayo eran jóvenes que rondaban los 30 años, nacidos durante la Revolución de 1810 y educados conforme los principios de la Ilustración en el Colegio de Ciencias Morales (luego "Nacional de Buenos Aires") y la Universidad de Buenos Aires, ambas novedades rivadavianas.

Cansados de las luchas civiles y de la "grieta" abierta entre Buenos Aires y las provincias, propusieron olvidar el pasado y refundar la Nación, dejando de lado los motes de unitarios o federales. No querían ser identificados con Rosas pero tampoco con los unitarios rabiosos.

Pensaban que la revolución se había descarriado al intentar unos imponer fórmulas abstractas ajenas a la realidad de las provincias y al impedir los otros la formación de un Estado nacional, preservando hábitos aldeanos y el poder de sus caudillos.

Los integrantes de la Joven Argentina soñaban con un país hecho entre todos, "juntos" como rezan hoy los spots publicitarios de Cambiemos. Probablemente, sus creativos ignoran que esa amable convocatoria es la misma que utilizaron casi dos siglos antes, en circunstancias parecidas, Esteban Echeverría, Juan María Gutiérrez, Miguel Cané, Félix Frías, Vicente Fidel López, Marcos Sastre, Bartolomé Mitre, Juan Bautista Alberdi y su contrincante epistolar, Domingo Faustino Sarmiento, con igual esperanza de "tirar todos para adelante".

Eran vistos como románticos y progresistas, aunque en realidad, de románticos solo...

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