Jorge Bacigalupo: 'Yo sé que Oscar Centeno me puede ver como a un enemigo; yo sé que le arruiné la vida'

Jorge Bacigalupo no es el mismo que hace dos años cuando, un 8 de enero al mediodía, entregó una caja a LA NACION con ocho cuadernos. Aquel paquete se lo había entregado su amigo Oscar Centeno, un por entonces desconocido remisero que transportaba a los jefes del exministerio de Planificación Federal. Desde entonces, la vida de ninguno de aquellos amigos fue igual. El chofer, después de estar detenido, permanece dentro de un sistema de protección estatal; el otro mantiene un cuidado perfil bajo y trata de no cambiar su vida anterior.Sin embargo, pese a sus reservas, accedió a hablar dos años después de aquel mediodía en un departamento de Belgrano. Llegó puntual, solo, caminando despacio como cada vez que este cronista se cruzó con este personaje clave en la causa de los cuadernos de las coimas. "Quédese tranquilo, a esa hora estaré donde me diga", contestó por mensaje cuando LA NACION coordinó la entrevista en un lugar seguro, en el barrio de Núñez. "Yo estoy hecho una pinturita, paso cualquier casting", dijo mediante mensaje de texto cuando se le informó que iría un fotógrafo.Bacigalupo fue el primer eslabón de la investigación periodística que meses más tarde se convirtió en una denuncia judicial. Actualmente, la causa tiene más de 100 procesados con elevación a juicio firme, entre ellos la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, y el exministro de Planificación Federal Julio De Vido.Eran las 4 de la tarde. "Nunca tuve miedo pese a que todo lo que sucedió", dice. Apenas se toma un segundo para contestar cuando se le pregunta por Centeno. "Él me puede ver como a un enemigo; yo sé que le arruiné la vida", dijo..-¿Cómo transcurrieron estos dos años? ¿Cambió su vida?-En lo personal, ningún problema. Lo manejo con mucha discreción, nadie sabe nada; ni en el edificio. Trato de no ser mediático.-¿Y tiene algunos allegados a Centeno con los que ha hablado?-No tenemos amigos o conocidos en común. Incluso, yo soy expolicía y nadie me llamó jamás para preguntarme nada. Siempre me cuidé mucho de no aparecer y así se lo explique a los periodistas que alguna vez se contactaron conmigo.-¿Cómo recuerda aquel día?-Recuerdo que yo lo había llamado bastante antes y que no iba. Ese día, subió a casa, le traje la caja y la abrimos. Empezó a mirar todos aquellos cuadernos y recuerdo muy claro aquella cara suya. "¿Qué es lo que este muchacho está viendo?", pensaba.-A dos años, ¿volvería a hacer lo mismo que en 2018?-Totalmente. No cambiaría...

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