Javier Madanes Quintanilla: 'Estamos en un punto de inflexión moral más que económico'

Javier Madanes Quintanilla es tercera generación de la familia y presidente del Grupo Fate-Aluar, organización que emplea a 6000 personas y factura US$1600 millones a nivel regional. Sin embargo, su envergadura no la dejó exenta de los conflictos familiares que llevaron a la división de su padre y su tío en los años 60, y la posterior llegada de su madre al manejo de la firma en la década del 90. En un mano a mano con José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, Madanes Quintanilla habló del recorrido de la firma como empresa familiar, la responsabilidad de los empresarios sobre la economía y llamó a los jóvenes a "olvidarse de los delincuentes que han ensuciado a la sociedad argentina".-Empezaron con varios proyectos, Aluar, por un lado; Fate, por el otro. ¿Cómo fue el camino?-La primera generación fue la de mi abuelo, quien aterrizó desde Polonia ni bien comenzaba el siglo XX. Para llegar a Aluar y a Fate hubo que correr un largo camino. Se pasó de vendedor ambulante a comerciante. Mi abuelo tenía cinco hijos que lo ayudaban mientras estudiaban; hacían pilotos. Entonces se usaba un pilotín de hule, o goma, y por los inconvenientes para generar la materia prima, empezaron a visualizar que se podía incorporar una actividad industrial. Ya que hacían el hule, ¿por qué no hacer algo más? En una transición hacia la segunda generación, comenzaron a fabricar neumáticos de manera muy rudimentaria. Después de la Segunda Guerra hubo un proceso de recambio de activos muy fuerte en los Estados Unidos, que habilitó a muchas empresas en la Argentina a comprar activos baratos. Así empiezan a tener una actividad industrial de mediana empresa.-Su madre, Dolores Quintanilla de Madanes, también fue una figura clave. Estamos hablando de una época en la que eran pocas las mujeres dentro de grandes grupos. ¿Qué puede decirnos de ella?-Tengo que ir un poco hacia atrás para poder explicar su papel. Hubo un conflicto en los años 60 entre los hermanos. Tuvo que ver con la incorporación de una persona que venía del mundo de la política y que se convertía en accionista de la empresa. Ahí se generó una desinteligencia muy grande entre mi padre y un tío mío. Fue una tormenta perfecta que generó el retiro de mi padre del manejo de la empresa y la incorporación de este hombre que posteriormente terminó siendo ministro de Economía del tercer gobierno de Perón. Mi padre falleció joven, con 63 años, en 1975. La actividad de mi madre, que se da por 1992, tuvo...

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