La izquierda mexicana, a la espera de su regeneración tras la abrupta salida de Cárdenas

Aquel día de julio de 1988, al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas lo felicitaba todo el mundo. El recuento parcial de votos en las elecciones presidenciales lo catapultaba a Los Pinos, la residencia oficial donde pasó sus primeros años, cuando gobernaba México su padre, el mítico general Lázaro Cárdenas. Pero, de buenas a primeras, el sistema de recuento "se cayó" y cuando se pudo restablecer, el ganador era otro: Carlos Salinas de Gortari. Cosas de México.

Fue la primera gran decepción política de Cuauhtémoc, al frente entonces de una coalición de izquierda que aspiraba a quebrar la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ayer, Cárdenas sumó -tal vez- el último desengaño de su carrera: la abrupta salida del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que fundó en 1989, por el escándalo de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala.

Cárdenas, ya octogenario, ha permanecido fiel al PRD durante un cuarto de siglo, unos años en los que el partido crujió por dentro por los continuos enfrentamientos entre las diferentes tribus políticas que lo conforman.

Pero el viejo líder de la izquierda mexicana no ha podido soportar la mancha que supuso para el PRD el caso de los 43 estudiantes que, según los indicios, habrían sido brutalmente asesinados en los alrededores de Iguala por sicarios del cartel Guerreros Unidos por orden del alcalde José Luis Abarca, de su mismo partido.

Antes de decir adiós, Cárdenas lanzó una dura andanada contra el presidente del PRD, Carlos Navarrete, a quien reprochó la tibieza con la que el partido ha reaccionado ante la detención de Abarca y la desconexión del PRD con la sociedad civil en un caso tan traumático.

Cárdenas echa en falta en el PRD actual la "autoridad moral" de la que un día gozó el partido. "Es muy importante recuperar la credibilidad perdida", les transmitió Cárdenas a los dirigentes del partido antes de pedir la renuncia de Navarrete.

Desde sus orígenes en 1989, el PRD fue una amalgama de intereses diversos: antiguos comunistas, socialdemócratas, disidentes del PRI... Las luchas internas entre los sectores pactistas (partidarios de llegar a acuerdos con el oficialismo) y los más rupturistas estuvieron siempre a la orden del día. Poco a poco, la formación fue ocupando espacios de poder en algunos estados y, en especial, en su bastión electoral, Ciudad de México, gobernada por el PRD desde que Cárdenas fue proclamado jefe de gobierno, en 1997.

Fue otro carismático dirigente, Andrés Manuel López...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR