La isla que reveló la esencia del ser humano

Reikiavik, capital de Islandia

REIKIAVIK, Islandia (El País).— Hay un hombre que tiene sangre de casi todos los habitantes de su país almacenada bajo su despacho. Es Kári Stefánsson, un visionario médico islandés de 73 años que, hace un cuarto de siglo, tuvo una ambiciosa idea: utilizar su singular nación natal, una isla volcánica pegada al círculo polar ártico, como gigantesco laboratorio para desentrañar la esencia del ser humano. Más de la mitad de la población, unos 180.000 voluntarios, han acudido durante este tiempo a la llamada de Stefánsson. La empresa que fundó y dirige, deCODE, ha analizado el ADN de todos ellos, revelando miles de variantes genéticas vinculadas a enfermedades comunes, como el cáncer y el alzhéimer. Es lo que el genetista Francis Collins, exdirector de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, llama "el lenguaje de Dios" .

Stefánsson se queda pensativo, reflexionando sobre esa metáfora religiosa, mientras por la ventana entra la extraña luz del sol de Reikiavik. Tras 20 larguísimos segundos de silencio, el médico arranca a hablar. "Tengo mis dificultades con el tipo de Dios en el que cree Francis Collins. Si me encontrase hoy por la calle con ese Dios omnipotente que puede hacer cualquier cosa, probablemente le diría que es un cabrón increíble. ¿Por qué permites que haya guerras? ¿Por qué dejas que mueran niños?", inquiere con la mirada clavada en el aire, como si realmente estuviera interpelando a un dios presente en la sala.

A unos metros bajo los pies de Stefánsson hay una inmensa cámara frigorífica, a 24 grados bajo cero, en la que brazos robóticos manejan tubitos con las muestras sanguíneas de los 180.000 generosos islandeses que han aceptado ceder su sangre y su historial médico a una empresa privada con ánimo de lucro. Los descubrimientos cosechados desde 1996 —miles de factores de riesgo de enfermedades, pero también algunas claves genéticas de la personalidad humana — se han publicado en las mejores revistas científicas del mundo.

En Reikiavik todo está cerca. A unos minutos caminando desde el despacho de Stefánsson se encuentra el Museo Nacional de Islandia. Un manuscrito milenario relata que los vikingos noruegos se asentaron en la isla a partir del año 874 . Cerca de la entrada del museo, bajo una vitrina en el suelo, yace el esqueleto de uno de los primeros pobladores de la isla: un guerrero enterrado con su imponente espada y su caballo. Por los pasillos hay cuernos vikingos para beber, representaciones de criaturas fantásticas y referencias a divinidades olvidadas, como Thor y Odín, que un día atemorizaron a la humanidad y hoy solo demuestran, como dice Stefánsson, que los dioses son inventos humanos.

El genetista español Carles Lalueza, histórico colaborador de deCODE y director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, afirma medio en broma que, "por increíble que parezca, todos los islandeses son parientes, más o menos lejanos, de la cantante Björk o de sus propias parejas". Y no exagera mucho. Unas 10.000 personas —en su mayoría hombres vikingos procedentes de lo que hoy es Noruega y mujeres raptadas en las islas británicas— se asentaron en la isla en apenas seis décadas tras el año 874. Casi todos los islandeses actuales pueden iniciar su árbol genealógico con alguno de aquellos...

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