Isaac Asimov: 'La mujer del siglo XXI no tiene por qué dedicar casi todo su talento a criar hijos'

Isaac Asimov se ríe cuando menciono a Sherezade, la de Las mil y una noches, la que salvó su vida tabulando cuentos increíbles durante años, uno tras otro, en su afán por distraer al rey que había jurado cortarle la cabeza. "La diferencia es que yo generalmente trabajo de día, no de noche, y lo hago porque me divierte, no por temor -responde, sin dejar de reír-; además, sospecho que a esta altura de mi carrera llevo contadas muchas más historias que ella?".Asimov es, sin duda, el escritor más fecundo del siglo XX y el autor de ciencia ficción que más ejemplares vende en el mundo. Su ritmo de trabajo es, sencillamente, asombroso. Escribe dos mil quinientas palabras por día, incluyendo sábados, domingos y feriados. Su velocidad ante el teclado también es alucinante."Terminé l4l libros en un plazo de l38 meses, entre novelas, ensayos, cuentos y un par de enciclopedias científicas breves -cuenta-, por lo tanto, creo que es correcto afirmar que avanzo a razón de un título por mes". Comparado con este torrente de palabras, hasta el maratón de Sherezade puede parecer una hazaña modesta.La fama de Asimov, sin embargo, no reside sólo en su laboriosidad. Hay otro factor que la justifica: la vastedad temática de su obra, que abarca, virtualmente, todos los argumentos y problemas que despiertan la curiosidad del hombre de este siglo.La biblioteca de su estudio en Nueva York, donde siempre tiene a mano dos ejemplares de cada volumen que ha escrito, es un fascinante laberinto en donde conviven desde La Guía Shakespeare de Asimov hasta la Enciclopedia Biográfica de las Ciencias, pasando por Yo, Robot, Constantinopla, y Bioquímica y metabolismo humano, considerado durante años como un texto clásico de la carrera de medicina en los Estados Unidos.Para millones de lectores, su nombre sigue siendo sinónimo de ciencia ficción. Tal vez, porque su aporte al género fue mucho mayor que el de imaginar galaxias y aventuras lejanas en el tiempo y en el espacio. Asimov también supo anticipar el futuro con la maestría de un Julio Verne. No sólo inventó la palabra "robot" (apareció en "Robbie", un cuento de 1939), sino que anunció la creación de la computadora y detalló su funcionamiento quince años antes de que científicos de la Universidad de Pennsylvania presentaran a Eniac, el primer cerebro electrónico de la historia. En 1950, lanzó otra profecía y el tiempo volvió a darle la razón: escribió que en un futuro cercano las computadoras serían móviles, mucho más pequeñas y baratas, "tan populares como los relojes de muñeca y de uso cotidiano en oficinas y colegios".Asimov nació el 2 de enero de 1920 en Petrovichi, un pueblo de la Unión Soviética; fue llevado por sus padres a Nueva York cuando tenía tres años; se doctoró en bioquímica a los veintiocho, y empezó a enseñar en la Universidad de Columbia a los treinta. Tiene dos hijos del primer matrimonio, David y Robyn Joan, y vive con su segunda esposa...

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