Introducción
Autor | Claudio Avruj |
Cargo | Director Ejecutivo |
Páginas | 7-9 |
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Introducción
“60 años más tarde y nosotros (todavía)... vivimos bajo la sombra
del Holocausto, una sombra que no se borra y que nunca se
desvanecerá. Todo intento por comparar el Holocausto/Shoá con
cualquier otro acto solo reduce y empequeñece su dimensión. El
Holocausto es parte de nuestras biografías personales, incluso si
no estuvimos allí. es nuestra historia nacional, escrita con sangre y
lágrimas.”
Y R
Pocas armaciones me han quedado grabadas y me motivan a
preguntas frecuentes sobre la actitud que deben tener las institucio-
nes judías y quienes las integramos acerca de diferentes procesos so-
ciales de la humanidad y en especial con la Shoá, como la de Primo
Levi, cuando arma…”Los que sobrevivimos a los campos de con-
centración no somos verdaderos testigos. Esta es una idea incómoda
que gradualmente me he visto obligado a aceptar al leer lo que han
escritos otros supervivientes, incluso yo mismo cuando releo mis es-
critos al cabo de algunos años. Nosotros los supervivientes no somos
sólo una minoría pequeña sino también anómala. Formamos parte
de aquellos que, gracias a la prevaricación, la habilidad o la suerte
no llegamos a tocar fondo. Quienes lo hicieron y vieron el rostro de
la Gorgona, no regresaron, o regresaron sin palabras”.
Cada año al sentarnos a la mesa de Pesaj, (la Pascua judía), en
familia repetimos la lectura del éxodo del pueblo de Israel de Egipto
hacia la libertad, rearmamos nuestro compromiso con la historia y
enseñamos a nuestros hijos la necesidad de vernos como actores de
aquel pasado en el presente, como garantía de unidad, de transmi-
sión y de fortalecimiento de una identidad.
Con la Shoá no es distinto. Estamos empeñados en enseñar al
mundo que la tragedia del nazismo no afectó sólo a los 6.000.000 de
nuestros mártires y héroes. Por el contrario, tenemos la obligación
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