Introducción

• Autor: Luis E. Virginio
• Páginas: 23-25

La balistica forense

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Introducción

Probablemente las utopías sean proyectos imposibles, sin

los cuales la humanidad no hubiera cambiado nunca su reali-

dad social y política. Sin duda que estas utopías hacen llevar

a parte de la ciudadanía a alcanzar el compromiso de defen-

der sus pensamientos, ideales y deseos utilizando como he-

rramienta la violencia cotidiana, el odio como catalizador de

sus fantasías y el alimento de la creencia desmedida en solu-

ciones absolutas, con el n de obtener el objetivo imaginado y

en un contexto social signado por la crisis extrema que genera

esa explosión interna por no lograr la dominación por sobre el

otro, o bien, la posibilidad trunca de no lograr ese deseo.

Esa parte de la población del país, envuelta e inducida ha-

cia el camino de falsos valores como el individualismo y el

egoísmo que sin duda direcciona hacia un único resultado, “el

fracaso”, “la decepción”, la frustración por el logro no alcanza-

do en busca del placer por el placer mismo (hedonismo), y que

lo único que recibe para saciar esos deseos es un cúmulo de

naufragios de infortunios que elevan una crisis interna extre-

ma, que atenta con un equilibrio emocional que se visualiza

cuando el sujeto exterioriza a raíz de un conicto vivido, una

solución exagerada potenciando su fuerza con un elemento

para dirimir el problema. En denitiva, obtengo la solución

con una medida ejecutiva armada.

Cuando en una comunidad se pierde un equilibrio civil, el

Estado tiene el deber de intervenir, con políticas precauto-

rias, adecuadas y con la misión de contrarrestar un perjui-

cio o algún daño que pueda producirse. Una prevención seria,

requiere un enfoque estratégico bien planicado, para evitar

que ciertos sectores de la sociedad queden expuestos a las di-

versas vulnerabilidades que afectan al gran conjunto social.

El Estado no debe estar ausente, debe prevenir con la elabo-

ración de programas.

La Seguridad Pública es un derecho que el Estado debe ga-

rantizar a todos sus habitantes, ciudadanos y extranjeros en