Interna en la construcción: las empresas de los cuadernos quieren volver a dirigir la cámara

El GPS puso de moda un gerundio: "Recalculando". Al menos desde las elecciones de octubre esa palabra podría explicar lo que sucede en las oficinas de la poderosa Cámara Argentina de la Construcción. La mentada renovación del sector está a punto de quedar en la nada. Apenas algunos latidos se escuchan de aquella iniciativa que empezó después de que los principales empresarios del sector confesaron a coro sus pecados en la obra pública cuando la Justicia los llamó a declarar en la causa de los cuadernos.Los constructores están divididos, y aunque ahora llegaron a una tregua, hay diferencias de fondo entre unos y otros. A grandes rasgos, hay dos grupos. El primero lo integran los que, muy en silencio y por debajo de la mesa, hacen una autocrítica sobre el rol que tuvieron en aquellos años cuando recorrían cocheras y oficinas para llevar dinero en bolsos o cajas para funcionarios oficiales. Esa línea, que hoy conduce la Cámara, con Julio Crivelli a la cabeza, quiere consolidar una renovación que empezó el año pasado, cuando la comisión directiva excluyó de los cargos a todos los empresarios que estaban procesados en la causa.Del otro lado están los históricos, los que fueron invitados a decenas de actos públicos durante todo el kirchnerismo, que perdieron protagonismo y prestigio de la mano de sus confesiones judiciales y que ahora quieren volver. Con el cambio de gobierno en pocos días, algunos exdetenidos, y la mayoría procesados, sienten que llegó el momento de regresar a la antigua representación y, de paso, reivindicarse.La vieja guardia tiene como candidato a Hugo Dragonetti, dueño de la constructora Panedile, un histórico del sector que estuvo preso un puñado de días en la causa de los cuadernos.La pelea es por la conducción de la entidad. La Cámara tiene un presidente con mandato por un año. Justamente, Crivelli, un abogado especialista en obra pública que no tiene constructora propia, fue elegido en 2018 cuando los empresarios estaban en medio del fango judicial. La iniciativa entonces fue renovar el sector y abandonar las prácticas corruptas que ellos mismos reconocían en Comodoro Py. Entonces, la entidad excluyó a los empresarios procesados de su Consejo Directivo. Mientras, se desarrolló un nuevo programa de compliance, un plan que llevó meses de trabajo.Si bien los mandatos son por un año -a Crivelli se le termina ahora en diciembre-, es regla no escrita en la Cámara que si el presidente lo quiere, se reelige por un período más...

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