Inspiradora. 'A todos los atletas paralímpicos alguna vez nos dijeron que no íbamos a tener éxito'

Daniela Giménez, nadadora paralímpica que competirá en Tokio 2021

"La nena va a ser dependiente toda la vida". Eso es lo que escucharon Beatriz y Osvaldo Giménez de la boca de una médica de Buenos Aires. Habían viajado desde Resistencia, Chaco, con su hija de 5 años que había nacido sin una mano, para tener el diagnóstico preciso. Pero esa frase, dicha en un pasillo de hospital, resultaría una mentira...

Daniela Giménez, nadadora paralímpica que competirá en Tokio 2021

Hoy Daniela Giménez está a punto de cumplir 29 años y es nadadora profesional. Está emancipada desde los 15 y viaja sola por el mundo desde los 18. Pero antes, mucho antes, le enseñó a su prima Julieta a atarse los cordones con una mano. "Mis viejos jamás me limitaban en nada, nunca me sobreprotegieron. Y desde muy chiquita fui muy mandada", cuenta Daniela.

Beatriz recuerda que esa médica, con un paquete de cigarrillos en el bolsillo del delantal, ni siquiera saludó a su hija, y les entregó a ellos la tarjeta de una ortopedia donde podrían encontrar una prótesis para Daniela.

Una imagen de Daniela, de su álbum familiar, cuando era una beba.

La prótesis: "El juguete más caro"

Antes de volver a Chaco, visitaron la ortopedia recomendada y le probaron un prototipo. Con la mano falsa acarició la cara de su papá. Osvaldo se emocionó hasta las lágrimas. Pero para Daniela, aquella prótesis pronto se convertiría en un juguete. "El juguete más caro que tuve en mi vida", recuerda con una sonrisa.

"Era idéntica a mi mano derecha: los pelitos, los poros… pero era incómoda. La usábamos en el jardín y en primer grado con mis compañeros. Hacíamos que era ‘Dedos’, de los Locos Adams", cuenta ella ahora desde su departamento en Buenos Aires, donde vive hace siete años.

Daniela Giménez, nadadora paralímpica que competirá en Tokio 2021

Daniela jamás tuvo conflictos con su "discapacidad". Ahora recuerda que, cuando era chica, le preguntaba a su madre: "¿Me va a crecer la mano?". Dice que lo hacía para despejar las dudas de sus compañeritos de colegio. "Para mí, mi muñón, mi ‘no mano’, era una parte de mí. Jamás tuve problemas con ello".

Daniela es la menor de cuatro hermanos. Nicolás, el segundo, recuerda esa infancia compartida, cuando Daniela jugaba a asustar a sus amigos tirando la prótesis desde la planta alta. "Ella siempre se lo tomó con mucha naturalidad y mucho humor. No es que le faltó una mano, simplemente ésa es la mano con la que nació", sentencia.

A los cinco años, por recomendación...

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