Inseguridad: la política de los impulsos aislados

Hace casi tres meses, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, decretó la emergencia pública de seguridad. Desde aquel 5 de abril, la policía distrital abatió un delincuente cada 36 horas. Hubo en ese lapso 259 enfrentamientos, según informó LA NACION. El gobernador aseguró que el objetivo de la emergencia consistía en "acorralar el delito".Cabe preguntarse si ese objetivo se logró o si, como todo parece indicar, el drama de la inseguridad -que se extiende por toda la geografía de la Argentina- no da tregua porque, al carecerse de un plan integral coordinado por la Nación y las provincias, se recurre muchas veces a una política de impulsos aislados.está sobre todo en uso de los delincuentes comunes, la responsabilidad central del drama social de violencia e inseguridad corresponde al gobierno federal. Es otra herencia más de la desinstitucionalización de una larga década.Las cifras oficiales bonaerenses pueden interpretarse tanto como un incremento de la ola delictiva que, en modo particular, azota al Gran Buenos Aires como un aumento de la acción policial. En esta última línea se inscribe la tesis del ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, quien explicó que los enfrentamientos armados se multiplicaron porque hay más policías en las calles y se registran "diez enfrentamientos por noche, con distintos resultados".En cambio, organismos defensores de los derechos humanos dijeron que el gobierno provincial presenta el problema de la inseguridad como si éste se redujera a una guerra con ganadores y perdedores. Por ejemplo, la Comisión Provincial por la Memoria elaboró un informe a partir de las cifras oficiales, en el que aseveró: "Lo que para el Ejecutivo parece ser un dato esperable y positivo, sólo nos habla de un escenario de mayor violencia, que aumenta las muertes". Por supuesto, los policías bonaerenses también sufren bajas: cada 17 días la delincuencia acaba con la vida de un agente.Entretanto, al margen de cualquier interpretación bizantina, resulta indudable que una mayor presencia policial en las calles cumple un importante papel de disuasión y de prevención de delitos, y que hay una respuesta a alguno de los interrogantes planteados. Pero será un gran triunfo de la sociedad argentina cuando disminuyan, y si es posible cuanto antes, los índices de criminalidad que degradan la vida en común de los argentinos.Hay otra cuestión que no puede soslayarse y es la cantidad, cada vez más numerosa, de policías que protagonizan hechos delictivos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR