Inmóvil

Es cómodo flotar en la superficie. Al menos eso es lo que se adivina en la postura de esta joven que se ha entregado a una gozosa inmovilidad. Ese gozo podría ser perfecto si no se le hubiera antojado registrarlo para compartirlo con sus amigos. El abandono de su brazo izquierdo es la contracara de la tensión con que el brazo derecho mantiene en alto el stick. Sus ojos, en lugar de perderse en el cielo, se buscan inquietos en la cámara y la obligan a alzar la cabeza. Más que relajada, esta muchacha, que flota en las aguas saladas del Mar Muerto, parece atrapada en una paradoja. Para registrar la calma más absoluta, no le queda más remedio...