Ingleses sí, europeos no: en el bastión del populismo británico

CLACTON-ON-SEA, Inglaterra.- Robert Hickman emerge de la niebla como una visión fantasmagórica, cargando la caja de herramientas por las veredas inconclusas, cubiertas de lodo, del barrio de Jaiwick. "Antes vivía , sabes, hasta que llegaron los polacos y los búlgaros a sacarnos los trabajos", cuenta, mientras guarda sus cosas en un Rover gris de los años 90.

De día se gana la vida como plomero en este suburbio de privaciones en el condado de Essex; por las tardes se dedica a un nuevo hobby: la militancia. Carga en el auto una pila de folletos del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés), que le toca repartir puerta a puerta unas horas más tarde.

Hickman, de 48 años, es un converso de la política: votante durante años del laborismo, descubrió en el mensaje descarnado de UKIP una razón para creer. "Los grandes partidos nos abandonaron."

El hombre no está solo. En Clacton-on-Sea se levanta un bastión del nacionalismo inglés antieuropeísta que promueve UKIP. Aquí consiguió el partido su primer representante en Westminster hace siete meses: Douglas Carswell, un conservador que se hartó de la "mano blanda" del primer ministro David Cameron con la inmigración masiva.

Pocos dudan de que Carswell retendrá su banca en las elecciones del 7 de mayo, aunque el auge de UKIP parece en baja después de su impactante triunfo en los comicios para el Parlamento Europeo de 2014. Las encuestas nacionales le otorgan un promedio de intención de voto en todo el Estado del 14% y una cosecha módica de cuatro o cinco escaños.

"Yo defiendo que la única política progresista que puede adoptar el Reino Unido es dejar la Unión Europea (UE). No es una cuestión de izquierdas o derechas, sino de entender el daño al que se está sometiendo a nuestra sociedad", sostiene Carswell, en el local de UKIP frente a la estación de tren de Clacton. Atiende en un escritorio de fórmica pegado a una vidriera que da a la calle. "Se trata de que Gran Bretaña vuelva a ser una democracia con autogobierno y no una sucursal que acata órdenes dictadas en Bruselas o en Berlín."

Es habitual ver por ahí a Nigel Farage, el líder nacional de UKIP. Su prédica antieuropea resultó un empuje decisivo para que el primer ministro conservador David Cameron anunciara su intención de convocar a un referéndum en 2017 en el que los británicos decidan si quieren irse de la UE.

En Clacton parece cantado qué pasaría si esa votación llegara a ocurrir. "Nigel es el único que dice la...

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