La influencia de la crisis del 98 en el pensamiento regeneracionista y sus propuestas de reforma local

AutorLaura Serrano Blanco
Cargo del AutorDoctora en Historia Contemporánea
Páginas183-213

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A) El Panorama intelectual español "en vísperas del 98"
1. La preocupación por España antes del 98

La historiografía ha considerado, tradicionalmente, que el año 1898 marca una inflexión definitiva en la evolución del pensamiento en España. De ahí que, durante mucho tiempo, el inicio de la Edad de Plata de nuestra historia de la Cultura se sitúa en tan emblemática fecha. Pese a ello, algunos estudiosos de este período (como José Luis Abellán) insisten en anticipar tal inicio al menos hasta 1875, poniendo de manifiesto que el 98 es un hito más dentro de un proceso general de crisis que implicó la redefinición de la identidad nacional y que se inició en España a mediados de los años 70.

Muchos historiadores consideran que el "cambio" que experimenta España a fines del siglo XIX, no se circunscribe únicamente a 1898, y tampoco representa un proceso excepcional con respecto a Europa. En este sentido, Juan Pablo Fusi afirma que Page 188paulatinamente "se avanza en la interpretación de la trayectoria española en la etapa finisecular no ya como una anomalía, sino como una variante más del conjunto europeo"198.

Es imprescindible resituar el significado del 98, porque sólo así se puede comprender el panorama intelectual español de fines del siglo XIX. La crisis que tradicionalmente se adscribe a tal fecha, pone de manifiesto una realidad gestada y preparada desde mucho tiempo antes. No se puede identificar el desarrollo de la conciencia de decadencia española exclusivamente con el impacto de la pérdida de las últimas colonias; de hecho, es necesario ahondar en los precedentes intelectuales de la crisis.

El año 1898 hace patente una situación de crisis, "de cambio", que se estaba viviendo en España desde el final del Sexenio. El cambio de mentalidad y las transformaciones que se vienen atribuyendo al Desastre hunden sus raíces en la etapa previa de la evolución europea y nacional; el 98 no es el detonante de este proceso, aunque sí lo manifiesta.

Sea como fuere, lo importante es considerar que el 98 ocupa una posición central dentro de este período de crisis, que significa una renovación fundamental en la forma de comprender la vida, tanto pública como privada, por parte de la sociedad española. En este sentido, se ha generalizado la percepción de que la guerra de Cuba no es el detonante de la crisis nacional, sino simplemente el revelador que permite a la mayoría percibir una serie de cambios suscitados por la propia dinámica del país desde el Sexenio, y proclamados por una minoría intelectual años antes del Desastre.

Así lo confirma el propio Azorín en febrero de 1913, cuando acuña el término generación del 98 en ABC, al referirse al "denso e irrompible ambiente" de la Restauración "contra el cual ha protestado la generación del 98, pero cuya protesta ha Page 189 sido preparada, elaborada, hecha inevitable por la crítica de la generación anterior".

Años antes de que se perdieran los últimos vestigios coloniales, se había desarrollado en España una corriente de pensamiento crítico, que reflexiona sobre la realidad política, social y económica de la nación y también sobre la identidad española. Sus criticas contribuyen a deteriorar las bases ideológicas del sistema liberal-burgués vigente. Se trata de los primeros miembros de la ILE y algunos intelectuales que, sin vincularse aún a ningún movimiento ideológico o literario, están convencidos de la decadencia de España y procuran identificar las necesidades más acuciantes del país. Podemos citar, entre otros, a Giner de los Ríos, Fernando de Castro, Gumersindo Azcárate, Lucas Mallada, Ángel Ganivet, Joaquín Costa, el primer Unamuno y, junto a ellos, ocupa un destacado lugar un autor vallisoletano: Ricardo Macías Picavea199

Pese a la diversidad que caracteriza a estos intelectuales del último tercio del siglo XIX español, a todos ellos los une una común preocupación por España. Hay tres elementos que contribuyeron de forma definitiva a la génesis de la noción de España como problema, y que explican las inquietudes regeneracionistas previas al 98:

1) En primer lugar, la particular evolución política del país (fracaso del Sexenio y el triunfo de la Restauración canovista).

2) La nueva forma de entender la realidad, fruto de la llegada de nuevas corrientes de pensamiento (krausismo, positivismo, etc.).

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3) Un proceso -común a toda Europa- de ruptura del modelo social y mental liberal-burgués.

Tres factores que podemos considerar como los precedentes intelectuales de la crisis, dado que sientan las bases de la idea de la decadencia nacional que se generaliza a finales del siglo.

a) Evolución política

Por lo que respecta a la evolución política, hay que señalar que entre 1868 y 1898 la intelectualidad española vive un doble sentimiento de fracaso: por el fin del Sexenio y por la Restauración de la monarquía. Este sentimiento se plasma decididamente en sus análisis de la realidad nacional.

Los intelectuales más críticos con el canovismo son aquellos hombres que se comprometieron con la Revolución de Septiembre, y vieron desmoronarse todo el ideal de renovación política y humana, así como toda posibilidad de democratización al restaurarse la monarquía. De hecho, la crítica política cobra una dimensión enorme en su producción intelectual, comienza a cuestionarse la legitimidad del poder y las bases del sistema por considerarlo ajeno a la realidad del país.

No hemos de olvidar que el turnismo relega de la práctica política a la burguesía liberal-progresista, sector social del que proviene esta intelectualidad. Así, inician un proceso de denuncia contra el sistema, y ponen de manifiesto la inadaptación del mismo con respecto a la realidad del país, contribuyendo así a minar las bases del régimen liberal-burgués vigente en el país.

Otros factores de la realidad nacional abundan en esta percepción crítica de la gestión política, caso de la crisis agraria finisecular o del desarrollo de los nacionalismos.

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b) Nuevas corrientes de pensamiento

En el panorama intelectual español anterior al 98, se habían difundido diversas corrientes de pensamiento, entre las que se destacan el krausismo y el positivismo, que contribuyen a difundir la noción de España como problema. Ciertamente, dos de los rasgos que definen la crisis finisecular en España son la conciencia de crisis y la necesidad de regeneración que han proclamado los krausistas.

El propio Sanz del Río manifiesta en reiteradas ocasiones la necesidad del resurgimiento de la patria, y está convencido de que ésta sólo vendrá por la conversión del país a las ideas liberales y democráticas. Por su parte, la filosofía positiva permite que se planteen los problemas nacionales con una verdadera preocupación crítica y con el objetivo de analizar exactamente la realidad.

c) Contexto general europeo

Por lo visto hasta ahora, tanto la dinámica política como el desarrollo de algunos sistemas de pensamiento, confirman una tendencia a revisar críticamente la realidad nacional, con antelación al Desastre. Este proceso está muy relacionado con la situación intelectual de Europa. Para Tierno Galván, es evidente que los intelectuales españoles de fines del siglo XIX tienen un profundo conocimiento del mundo intelectual europeo200.

En este sentido es importante considerar que tanto en España como en Europa se han iniciado, al menos desde los años 70, sendos procesos de transformación social, económica, mental, que llevan a cuestionar, desde los círculos intelectuales, las bases del sistema liberal-doctrinario en vigor.

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El paradigma socio-político consagrado a lo largo del siglo XIX empieza a quebrarse, en toda Europa, a raíz de la aparición de nuevas fuerzas sociales, de nuevas expectativas políticas y de nuevas inquietudes intelectuales. Ciertamente, la intelectualidad europea, cansada de las formas sociales, políticas y culturales propias del liberalismo burgués:

- Adopta una postura rebelde ante esa realidad que rechaza.

- Busca medios para evadirse de ella.

- Aspira a la renovación integral de las sociedades, del hombre, y de las formas de poder.

- Propone una serie de cambios que no se sabe bien en qué consisten, pero que inauguran un incierto proceso de ensayos políticos que tendrá terribles consecuencias para la historia de Europa.

Este rechazo del modelo social, mental y político del liberalismo alienta la noción de crisis en España. La certeza de que el sistema en vigor no responde a las necesidades de la nación y, a su vez, la inadecuación entre la construcción política (responsable de dirigir los destinos del país) y la realidad nacional, generan una enorme incertidumbre. Se abre así un proceso de definición de las identidades nacionales, a fin de promover desde ellas una renovación total de la política y de los demás aspectos de la vida nacional.

2. voces precursoras de la regeneración: los últimos erasmistas españoles

Esta minoría intelectual ha sido definida por Azorín como "los últimos erasmistas españoles". Para Tuñón de Lara, constituyeron una minoría erosionante del sistema político en vigor y de los valores que éste representa. Entre otras razones, gracias a este grupo, se inicia un proceso de...

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