La inflación, eje de las tensiones políticas y económicas

En el mundo de los negocios, que incluye al sindicalismo, hay dos hipótesis que se dan por definitivas. Que el presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega, será el nuevo ministro de Economía y que Carlos Tomada seguirá al frente del Ministerio de Trabajo. Queda por cubrir un vértice del triángulo. Pero allí aún operan más los deseos que las creencias.Empresarios y gremialistas festejarían que la Jefatura de Gabinete fuera puesta en manos de Julio De Vido, lo que blanquearía en el organigrama lo que sucede en la fisiología del poder. Pero sobre esta incógnita no hay indicios. Por ese motivo Florencio Randazzo sigue esperando un ascenso administrativo.Fábrega descarta, al menos en público, una promoción. Pero sus acciones vienen subiendo por varios factores. El más relevante es que Cristina Kirchner, que heredó de su esposo el criterio de que la principal capacidad es la lealtad, suele ser conservadora en su política de personal. Fábrega, funcionario de carrera del Banco Nación, está incorporado al staff desde que comandaba la filial de Santa Cruz. En sus últimos días, Néstor Kirchner solía confiarle discretas misiones políticas, sobre todo en el terreno sindical. Es, para decirlo de algún modo, una especie de Erman pingüino.Fábrega viene a terciar en la disputa entre Mercedes Marcó del Pont y Hernán Lorenzino, el delfín de Amado Boudou. Más aún, su candidatura podría relevar a la Presidenta de tener que optar en esa puja. El malestar con Boudou, por otra parte, trasciende los muros de Olivos. La señora de Kirchner acaba de recordar al "concheto de Puerto Madero" que es vicepresidente por el gracioso capricho de su dedo. El desenfadado guitarrista no necesitó llegar al Senado para iniciar la metamorfosis que lo convertirá, al cabo de un estadio Daniel Scioli, en un nuevo Julio Cobos.A pesar de su bajo perfil, en la intimidad de la pingüinera reconocen a Fábrega una audacia muy superior a la de Boudou. El sí se habría animado a decir a la Presidenta que en el país hay inflación. Si fuera cierto, sería relevante. La inflación está en el centro del problema económico y político. De su comportamiento dependen las relaciones laborales, en cuyas tensiones se cifra buena parte del destino en 2012. Esta es la razón de la continuidad de Tomada. El Gobierno se prepara para lidiar con un sindicalismo alborotado.Si la carrera de los precios se escapó hace un par de años, ¿por qué recién ahora impacta en la disciplina sindical? La respuesta es sencilla: porque la...

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