La inflación, ¿un asunto entre privados?

Desde la nacionalización del Banco Central, en 1946, los gobiernos accedieron al impuesto inflacionario para financiar sus gastos sin límites, abriendo la caja de Pandora que nadie pudo o quiso cerrar. La inflación es una herramienta tan cobarde, insidiosa y abyecta para redistribuir ingresos en perjuicio de los más vulnerables que avergüenza atribuirla al Estado, cuyo objetivo es la realización del bien común. Como el populismo la tiene como instrumento preferido para fines electoralistas opta por ignorarla, ya que su condena sería típica de los programas del FMI y sus ajustes neoliberales. Con inflación, no hay deuda externa ni dependencia. La inflación es soberanía. Por tanto, el relato la atribuye a factores externos, ajenos a la gestión de lo público. De la inflación "no se habla".Corrupción e inflación son palabras afines, además de rimar. Si para Néstor Kirchner la corrupción del caso Skanska fue "un asunto entre privados", es lógico que la inflación, igualmente inmoral y perversa, también lo sea. Como la ciencia económica no puede dar sustento a tamaño desvarío, los teóricos del populismo recurren a pensadores de otras disciplinas para sacarse de encima ese engendro que nos priva de moneda: entre otros, un físico inglés, un neurólogo checo y un filósofo alemán.Isaac Newton, padre de la física clásica, explicó el funcionamiento de la inercia, primera ley de la mecánica. Mutatis mutandi, la inflación sería resultado de una fuerza ignota y ya extinguida, como un Big Bang, que al comienzo de los tiempos impactó (solamente) sobre nuestro territorio y cuyos efectos siguen hasta 2020, aunque nadie más la impulse, según la inercia newtoniana. Sin embargo, los precios aumentan porque hay causas reales y actuales originadas en la acción del Estado, que los acelera con la misma fuerza que aquel describe en su segunda ley, la del movimiento.Sigmund Freud, neurólogo nacido en Moravia, corrió el telón de la conciencia humana para indagar en un mundo oculto de los deseos reprimidos y sus manifestaciones sobre la conducta. Sus teorías también dan un valioso aporte al esfuerzo por alejar del sillón de Rivadavia las causas últimas de esa nefasta patología. Es la "mentalidad inflacionaria" a la que se refiere Alberto Fernández, como si el tornado que azota los ahorros tuviese cura en un diván colectivo, donde los sueños expliquen nuestra pasión por el anciano Benjamin Franklin.Carlos Marx, mentor del socialismo científico, también provee herramientas...

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