La industria automotriz, en picada

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner desde la cadena nacional a los fabricantes locales de automóviles, acusándolos de "encanutar" vehículos, sustrayéndolos del mercado con fines especulativos. Como tantas otras veces, la jefa del Estado descargó en los demás la responsabilidad por los gruesos errores de una gestión gubernamental que viene desalentando la inversión productiva, mediante una feroz presión impositiva y una alarmante inseguridad jurídica.La recesión económica se expone con marcada nitidez en la y de vehículos comerciales. Esta dificultad se ha sumado al efecto negativo de medidas que están afectando a la industria automotriz argentina. Los ocho primeros meses de 2014 muestran una reducción de las ventas de vehículos nuevos del 35% respecto del mismo período del año anterior, en tanto que la fabricación local expone una caída del 24,8%.Esta declinación tiende a acentuarse a pesar de los esfuerzos del Gobierno para lograr condiciones más accesibles de financiación mediante el plan ProCreAuto. Se afirma además, que este programa, que apunta a vehículos nuevos, deprimiría por contraposición el mercado de usados.La Asociación de Concesionarios (Acara) ya ha hecho pública su preocupación ante la realidad de reducciones en la planta de personal y el cierre de alguna de sus asociadas. Más notables fueron las suspensiones y despidos de personal en varias plantas terminales y autopartistas. Así lo han hecho las empresas Fiat, Volskwagen, Iveco y Honda. Es bien conocido el caso de Lear, la autopartista proveedora de mazos de cables. Si bien el grado de integración nacional de nuestra industria automotriz es menor que el de muchas otras, es considerada como una actividad de importantes efectos inducidos sobre el conjunto fabril. Se entiende, por lo tanto, la preocupación oficial por la reducción de esta actividad aunque sus niveles de producción sean todavía más elevados que los mínimos de la crisis del 2002/2003.La situación automotriz no es sólo consecuencia de la caída general de la economía y de la reducción de las ventas a Brasil, aunque ambos factores influyen. También han incidido negativamente el impuesto aplicado a los vehículos de alta gama y más notablemente las restricciones a las importaciones derivadas del cepo cambiario.Aquel impuesto, que a juicio del Gobierno sólo iba a impactar en un sector pequeño de vehículos importados, tuvo en realidad un alcance mucho más amplio. El valor mínimo de los automóviles gravados, fijado en...

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