Indiferencia en Rangún: '¿El papa quién?'

RANGÚN (De una enviada especial).- "Una ciudad de sangre, sueños y oro". Así describió Pablo Neruda hace casi un siglo Rangún, ciudad de la que fue cónsul honorario en 1927, cuando aún era parte del Imperio Británico.

Hoy, aunque ya no es la capital oficial de Myanmar por voluntad de los militares, Rangún sigue siendo la ciudad más importante del país y es un sitio igual de atrapante para cualquier extranjero que llegue. Con una vegetación exuberante y marcada por su arquitectura colonial y terribles contrastes entre zonas lujosas y otras paupérrimas, resulta fascinante.

Shopping centers con marcas de lujo conviven con cientos de coloridos puestos callejeros. Casi todos los hombres visten longyi (vestimenta similar al sarong, una suerte de pareo) y las mujeres llaman la atención por su rostro cubierto de un maquillaje tradicional llamado thanakha. Resabio de los tiempos coloniales, muchos vehículos tienen aún el volante a la izquierda, aunque circulan por la derecha. Para que no haya caos, están prohibidas las motos, pero se ven los típicos trishaws.

Domina la ciudad, que es el centro cultural y comercial más importante del país, la impresionante pagoda dorada de Shwedegan, visible desde cualquier punto de la ciudad. Considerada una suerte de "San Pedro" de los budistas, se trata del monumento más sagrado para los fieles de esta religión y es meta de peregrinajes. Según la tradición, su imponente pagoda dorada, el zedi, que tiene 99 metros de altura y está decorada con 27 toneladas métricas...

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