Independiente perdió en tres actos

Aquel que intentó hacerse fuerte a partir del espíritu colectivo terminó resquebrajándose por los unipersonales. Fueron malas decisiones. Apuradas, contradictorias. Todas malas. La presión se volvió un alud que arrastró la razón. De Gallego a Farías, con paso intermedio en Rolfi Montenegro. Ante Newell?s, un equipo tan reflexivo como su entrenador, Gerardo Martino, fue demasiado. El triunfo de los rosarinos por 3-1 mantuvo a los Rojos en la zona del descenso. Otra semana pasó. Otra oportunidad para mejorar el ánimo, para verse fuera del corte de los tres peores, quedó atrás. Independiente se frustró a sí mismo. Y aunque al Tolo Gallego no le guste, habrá siete días de comentarios que machacarán sobre el riesgo de la caída. Así es. Así será hasta el final. Hasta la salvación o el descenso.Independiente no consiguió el alivio porque se equivocaron los primeros actores. Justo cuando parecía el día indicado y otra vez se habían dado los resultados para que todo dependiera de las fuerzas rojas.El Tolo se pasó de la rayaGallego se desbocó y llevó un efecto contagio. No importó si reclamó por el gol de Newell?s o porque a Martino le permitieron dar dos pasos más en la zona de los técnicos que a él. Lo mismo dio. Habrá que aclarar que no se vio posición adelantada en la apertura de los rosarinos. Ni en la aparición de Tonso ni en la de Casco, que sacó un centro que Scocco, de cabeza, empujó a la red. Dos minutos después, a los 18, el Tolo se fue expulsado por los gritos y los gestos para el árbitro Pompei.Fue una pena. Hasta entonces, los Rojos se habían movido con criterio y habían presionado en la salida a Newell?s, que hasta exageró con las salidas desde el fondo. Nunca revoleó la pelota, pero, a veces, llevó a su arco riesgos innecesarios y quedó al filo del error. Todo era parejo y repartido en el desarrollo. Como en el partido ante Tigre (1-1), el domingo pasado, el joven Miranda fue de lo más destacado, incluso con más continuidad en el juego que el propio Montenegro.Rolfi cedió y el Tecla se nublóEl ataque fue un punto neurálgico durante el torneo Inicial, en el receso y, ahora, en el Final. Por más que se empeña, Farías todavía no recuperó el instinto goleador. Tuvo señales de que la tarde no sería buena con una mano a mano en el primer tiempo, a los seis minutos, después de un pase medido de Miranda y con una pelota que no pudo empujar, tras un cabezazo de Ferreyra, ya en la segunda parte. Se extraña la potencia. Tanto que la mayoría se encomienda a un...

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