Independiente sufrió un golpe para sentirse aún más abajo

Independiente sigue consumiéndose en los intereses subterráneos. Aquellos que dicen quererlo no aprenden. Ni los dirigentes actuales ni los ex. Ni los socios ni algunos hinchas tan bravos como aquellos que se mueven en barra. Ni siquiera los que día a día trasmiten sus vaivenes. La querida camiseta roja no sabe a quién hacerle caso, pese a que todos le juran amor incondicional. El escándalo se plantó en la sede de la avenida Mitre, cortada por un piquete de presuntos socios. Adentro sobrevino el caos, un asunto inexplicable que se debatió entre intereses cruzados. Hace algún tiempo, en estas mismas líneas, se pregunto qué le hicieron al orgullo nacional. Hoy, a la luz de los acontecimientos, la pregunta es concreta: ¿quién piensa de verdad en Independiente?Si los Rojos quieren volver en un año a primera, no parecen haber elegido el mejor camino en el principio. Hubo un presidente, Javier Cantero, abucheado, insultado y escupido en la primera asamblea de representantes de socios después del descenso a la B Nacional. Hubo gente enardecida que le exigió la renuncia. Hubo un grupo de violentos que, de repente, irrumpió en el gimnasio Bottaro con tanta autoridad que hasta cortó los cables de las cámaras de TV que transmitían en vivo. Si hasta agredió a otros periodistas de radio y de gráfica. Volaron las sillas y Cantero, expuesto como en el Coliseo romano, debió irse custodiado por una puerta lateral. Los otros dirigentes hicieron lo que pudieron en el improvisado escenario antes de que los alcanzaron las fieras. Dio pena verlos. Dio pena ver así a Independiente, aquel que había caído a la B con tanto orgullo, con lágrimas y sin destrozos.En medio del remolino, las versiones se desvanecieron con un chasquido de dedos: Cantero no renunció ni piensa hacerlo. Ni siquiera por algunos problemas de salud ni por las súplicas de su familia, harta por el cambio de hábitos desde que asumió en el club de Avellaneda, en diciembre de 2011. Seguirá al frente de la entidad. Para bien o mal.Muchas cosas llamaron la atención, si bien el clima estaba caldeado desde hacía mucho tiempo y hasta se había advertido sobre la posibilidad de alguna agresión. Lo primero fue cómo la policía no pudo evitar el desborde, pese a que mucho antes del comienzo de la reunión se vieron a algunos barrabravas en la puerta de la institución. Pasó lo que se intuía y ni así pudo neutralizarse.Hacía rato que la gente de Independiente estaba mal predispuesta contra la comisión directiva encabezada por...

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