Indagación en lo que puede una palabra

Leer un libro subrayado por otro tiene esa rara cualidad: nos permite avanzar a lo largo del texto, indagar en lo que el autor tiene para decirnos y al mismo tiempo asomarnos a una segunda lectura, la de aquél o aquella cuyas marcas irán iluminando nuestro recorrido, lo atravesarán, iniciarán las imprevisibles derivas del diálogo.Algo similar ocurre con los diarios de lectura; de hecho, ése es el encanto que despliega Los días de Trakl (Las cuarenta), suerte de bitácora en la que Guillermo Saccomano deja constancia no solo de su lectura de los poemas y alguna prosa del escritor Georg Trakl, sino además del trabajoso proceso de hacerlas próximas, traducirlas aun sin saber alemán; en sus términos, "transfigurarlas".Hay un posible inicio, una librería de San Telmo, un volumen: Sebastian en el sueño. Bilingüe. Ediciones Abend, Traducción y notas de Pablo Ascierto. "Inexorable, mordiste o te mordió T.", se recuerda a sí mismo Saccomanno. "Desde anoche a hoy, esa otra noche, la de ahora -continúa-. Hace un rato, en youtube, Oskar Werner leyendo a T. Lo lee con una voz joven, sufriente y melodiosa. A pesar de tu ignorancia del alemán, Werner te transmite el angst, se lo respira en cada inflexión, en su forma de pautar los silencios, in crescendo hacia la desesperación".Saccomano a veces describe sus avances en el universo Trakl a través de una aséptica tercera persona; otras, en las inflexiones más próximas del yo. Y cada tanto, como en el párrafo anterior, se habla a sí mismo desde una distancia que todos conocemos; esa zona en la que eventualmente nos convertimos en personajes de un relato propio.No es liviano, el universo T. El angst, algo mucho más abismal que la angustia nuestra de cada día, infiltra poemas certeros como cuchillas, espacios invernales y opalinos, bellos y oscuros, acicateados por una desgarrada conciencia del mal.Saccomano, lector de Georg Trakl, conoce sus propias versiones del angst. Distintas de las del atormentado poeta nacido en 1887 en...