La incomprensible diversidad a la que aludió el Presidente

Alberto Fernández, con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel

"Todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y sus pueblos los legitiman como gobernantes. Y por lo tanto, más allá de cómo cada pueblo decida, en la diversidad debemos respetarnos y en la diversidad debemos crecer juntos", dijo el presidente Alberto Fernández al inaugurar la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Buenos Aires. Lo dijo con tono soberbio, como quien tiene una supuesta capacidad de observar los hechos más allá de lo evidente y siendo anfitrión de gobiernos representados por presidentes o cancilleres de dictaduras como Cuba, Venezuela o Nicaragua. Es increíble que el Presidente haya igualado a estos modelos autoritarios con democracias libres . Como bien lo sugirieron los presidentes de Uruguay y Chile, Luis Lacalle Pou y Gabriel Boric, respectivamente.

La diversidad a la que se refirió el Presidente no es comprensible, ni merece un contexto para analizarla, se trata de llamar a las cosas por su nombre: o son democracias, donde el contexto puede agregar que tienen malos gobiernos, que son sistemas imperfectos y que acumulan deudas sociales, o bien son dictaduras, sencillamente regímenes autoritarios y criminales.

La semana pasada, Maduro fue denunciado en Comodoro Py por dos ciudadanos venezolanos exiliados en el país por crímenes de lesa humanidad. También por la oposición frente a la DEA, ya que rige un pedido de captura emitido por EE.UU. por actividades relacionadas con el narcoterrorismo. Esto fue interpretado por Maduro como un ataque "neofascista de la derecha" y no fue refutado por la Cancillería argentina. Claramente, el que calla otorga.

El que llamó "neofascista" a la oposición argentina preside un país que, desde el comienzo del chavismo, sufrió el exilio de casi 5 millones de personas, sobre un total de casi 30 millones de habitantes. El mismo país por el que en 2019 el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tuvo que crear la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Bolivariana de Venezuela (MIIV), para evaluar las presuntas violaciones de derechos humanos cometidas desde 2014. En 2020, la Misión presentó su primer informe en el que se detallaron miles de casos de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, incluida la violencia sexual y de género, cometidos por agentes...

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