Incesante ola de robos en campos

Con haber sido incontables, y muchas periódicamente puntualizadas, las políticas vejatorias a las que se ha sometido a las actividades agropecuarias a lo largo de los dos últimos gobiernos, se suele olvidar, entre ellas, una de las que tendrán efectos perversos más duraderos. El descuido del orden público, de la prevención y castigo a la delincuencia ha producido consecuencias devastadoras sobre los centros urbanos, pero también se ha extendido como una mancha incontenible sobre la vida rural, sometiéndola a toda clase de delitos.

Uno de los últimos ataques que recogió la crónica policial ha sido el brutal robo perpetrado por un grupo comando en una casaquinta de la ciudad bonaerense de Tandil, propiedad de Eduardo Cash, hermano de Diego Cash, ex pilar de Los Pumas en la década del 80. A las 2 de la mañana, cuatro ladrones sorprendieron a los dueños de cada cuando conversaban con otra persona en la entrada de su vivienda. Los asaltantes estaban fuertemente armados, encapuchados y usaban guantes. Se llevaron dinero en efectivo y un auto que fue luego abandonado en una ruta. La causa fue caratulada "robo calificado por empleo de arma de fuego en despoblado y en banda, robo de automotor y privación ilegal de la libertad".

Es un milagro que en las actuales circunstancias del país todavía haya familias que se resistan a abandonar las viviendas asentadas en campos, muchos de ellos, de trabajo. Sin caminos transitables tan pronto cae la lluvia y que en nada han mejorado a pesar de la magnitud de las exacciones fiscales, privadas de la infraestructura más elemental de que se dispone en poblados, muchas familias han ido abandonando con sus hijos los campos porque, además de las privaciones en que en ellos se vive, deben estar preparadas para las contingencias más graves respecto de la seguridad personal y de sus bienes. Basta recorrer zonas del norte de la provincia de Buenos Aires o del sur de Santa Fe para comprobar que, en la mayoría de los casos, una casa, un galpón que se observen a la distancia, se convertirán casi con certeza en cascarones vacíos tan pronto el viajero se acerque y pueda agudizar la mirada.

La falsa "década ganada" ha sido para la vida rural peor que una década perdida. Ha impelido a los pobladores a trasladarse a pueblos por los riesgos crecientes de mantener los hogares en medio de una soledad asediada por peligros. Las entraderas y salideras, tan tristemente famosas por los innumerables hechos de violencia que se producen a...

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